Carmen Leonardo tiene 41 años y lleva 15 trabajando en el supermercado mayorista que Makro tiene en Alcobendas, donde actualmente es jefa de cajas. Una apacible relación laboral que ahora se ha visto enturbiada por la decisión "injustificada" del gerente de la empresa de "cambiar su horario de trabajo y hacerlo rotativo", según denuncian desde UGT.

El problema es que Carmen, que tiene que incorporarse a su nuevo turno el 26 de mayo, está separada y tiene a su cargo a Raquel, su hija de ocho años. "No puedo dejarla con nadie, me la tendré que llevar al trabajo. Su padre es comercial y tampoco tiene horarios compatibles", cuenta angustiada la trabajadora.

Una angustia que en este caso no pueden resolver los abuelos. Madre e hija viven con ellos, pero ambos son mayores, tienen 80 y 74 años y, para colmo, la abuela de Raquel se encuentra ingresada en estos momentos en el hospital. "Le ha dado un ictus y no sabemos cómo va a quedar", se lamenta Carmen, a la que la situación ha obligado a "cogerse una baja por estrés".

Para colmo de males, la familia atiende también a la bisabuela de la niña, que a sus 94 años "es dependiente y necesita ayuda", explica Carmen.

Si nadie lo remedia, Raquel tendrá que quedarse sola todas las tardes, ya que ni sus abuelos ni su bisabuela están en condiciones de atenderla. Y mucho menos de ir a recogerla al colegio, una de las principales tareas de Carmen. Luego la lleva a inglés y hace con ella los deberes.

20 minutos contactó el miércoles con la empresa para conocer porque Carmen es la única empleada a la que le van a cambiar el turno. Según explicó Makro, "lo que se ha producido ahora es la finalización del plazo concedido por la empresa para el horario especial que tenía la trabajadora": "Debe reiterarse que se había concedido a la empleada, con carácter temporal, un régimen de conciliación mucho más beneficioso que el legal". Por su parte, UGT, que lo ha denunciado, habla de "abuso de poder del gerente".

Carmen tiene miedo de que la pequeña le dé un disgusto si tiene que quedarse sola en casa todas las tardes. Raquel es celíaca y alérgica a los frutos secos, lo que no impidió que hace unos días madre e hija tuvieran un susto cuando en un descuido la pequeña los comió. Afortunadamente tenía a su madre cerca.