Así son las españolas del S. XXI

  • 20 minutos se acerca a las distintas realidades de las mujeres y les pregunta cuáles son sus principales inquietudes.
  • El desempleo, la familia y la conciliación es lo que más les preocupa.
Mujeres con historia. Cristina Gayarre (1), Woniquese Seron (2), Alicia Vicente (3), Elvira Quintero (4), Lourdes Pérez (5), Inmaculada Poyato (6), María Bonet y Ana Matías (7).
Mujeres con historia. Cristina Gayarre (1), Woniquese Seron (2), Alicia Vicente (3), Elvira Quintero (4), Lourdes Pérez (5), Inmaculada Poyato (6), María Bonet y Ana Matías (7).
J. P
Mujeres con historia. Cristina Gayarre (1), Woniquese Seron (2), Alicia Vicente (3), Elvira Quintero (4), Lourdes Pérez (5), Inmaculada Poyato (6), María Bonet y Ana Matías (7).

El sábado fue el último día que puso el despertador para ir a trabajar. Después de más de 55 años ganándose la vida, Elvira Quintero (foto 4) inicia hoy una nueva etapa como jubilada. Ahora sueña con irse de crucero con su marido Cipriano, su compañero desde que cumplió los 29. Atrás queda una larga vida laboral que comenzó en Villalón de Campos (Valladolid) lavando los uniformes del taller mecánico de sus cinco hermanos y finalizó en la panadería de la céntrica calle Tetuán n.º 22 de Madrid, muy conocida por sus inmensas palmeras de chocolate. "Mis tres hijos no se lo creen. Irán a la panadería para asegurarse de que me he quedado en casa. Estaban deseando que me jubilara", explica entre sonrisas.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, 20 minutos ha entrevistado a varias mujeres para conocer sus diferentes realidades y cuáles son sus inquietudes. El desempleo, la familia y la conciliación de la vida laboral y familiar es lo que más les preocupa.

De irregular a empresaria

Muy cerca de Elvira vive Woniquese Seron (2), una joven brasileña de 25 años que lleva cuatro años en España. Llegó sola y sin trabajo: "Quería tener una vida mejor", explica mientras da de comer a su hija de cuatro meses. Esta joven madre tardó siete meses en reunir el dinero para viajar a España y, por suerte –"porque no tenía papeles", explica–, logró entrar en el país como turista. Ahora la vida le sonríe. Vive con su marido, también brasileño, y trabaja en un bar que han alquilado. Quiere volver a su país dentro de unos años con su familia y montar un negocio.

Alicia Vicente (3), una madrileña de 45 años, también es madre, pero hace más de un año y medio la vida le dio un duro revés. La empresa editorial en la que trabajó durante 20 años la despidió por culpa de la crisis. Desde entonces busca empleo como otras 2.164.651 mujeres en España, según los últimos datos de los Servicios Públicos de Empleo. "Mis tres hijos y yo dependemos del sueldo de mi marido", relata indignada, y asegura que cuenta con tres hándicaps muy malos: "La edad, una larga experiencia que hace pensar a los empresarios que quiero cobrar mucho y que soy mujer, no lo olvidemos", matiza.

Dispuesta a salir del país

El desempleo también es la principal preocupación de Lourdes Pérez (5). A sus 25 años y con la carrera de Traducción e Interpretación terminada solo le salen trabajos de teleoperadora. "He decidido seguir estudiando porque tengo la suerte de vivir con mis padres y ellos prefieren que me siga formando", explica. Eso sí, asegura que si la situación no cambia no descarta irse al extranjero: "Tengo la ilusión de formar una familia", cuenta de la mano de su pareja.

A María Bonet y a Ana Matías (7) el desempleo aún no les preocupa. Están en la universidad y tienen pensado seguir estudiando cuando terminen sus carreras. "Trabajamos de vez en cuando para ganar algo para nuestros gastos", explican mientras recuerdan que son unas privilegiadas. Y tienen razón, el desempleo se ceba con las más jóvenes, sobre todo con las menores de 19, con una tasa de paro del 65,46%, según UGT.

Una situación muy diferente es la de Inmaculada Poyato (6). Trabaja como inspectora médico en Murcia y tiene tres hijos pequeños. Su marido también trabaja y ha tenido que contratar a una persona para que se encargue de los niños. "Yo tenía muy claro que quería realizarme profesionalmente", cuenta mientras recuerda que se casó cuando aprobó el MIR y que tuvo los hijos cuando consiguió un empleo donde no tuviera que hacer guardias.

Un pincel del que solo salen mujeres

Cristina Gayarre (foto 1) tiene 35 años y se considera toda una "superviviente". Hace varios años montó su propio taller de pintura y desde entonces hace malabarismos para salir adelante con sus grabados de mujeres, lo único que la inspira. "Unos meses gano 600 euros, otros 60 y muy pocos 5.000", cuenta. A esta mujer no le asusta la crisis, aunque reconoce que a sus padres les costó entender que quisiera ser autónoma. "Cuando ven que no les pido dinero se tranquilizan", cuenta con una amplia sonrisa.

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