La subida del precio de los combustibles, que ha doblado su cuantía desde 2007, y el alza del precio de los piensos derivado del descontrol en el mercado de cereales se está haciendo ya notar en la cuenta de resultados de los agricultores y ganaderos canarios, que ven como se les disparan los costes de producción mientras que los precios de venta de sus productos se encuentran estancados.

La dependencia del exterior para la alimentación del ganado de Canarias, que se materializa en que se importa el 99 por ciento del cereal utilizado para elaborar los piensos, está pasando factura a los ganaderos de las islas, tal y como ha advertido COAG-Canarias.

En una nota de prensa, esta organización ha indicado que el hecho de que materias como el trigo hayan duplicado su precio en los últimos 6 meses está teniendo fuertes efectos sobre el precio de los piensos. Los datos de los que dispone COAG-Canarias muestran un aumento de un 35 por ciento en el precio de la alimentación animal desde el mes de julio de 2010. Por ejemplo, en Fuerteventura los ganaderos están pagando 0,22 euros/kilo el pienso que hace ocho meses pagaban a 0,16 euros/kilo.

En lo que respecta al sector agrícola, la subida del precio del petróleo está generando un incremento en los precios de fertilizantes, fitosanitarios plásticos y en el resto de insumos derivados de este combustible. Además, está provocando el encarecimiento del coste del gasoil que en agricultura se utiliza como carburante para la maquinaria y el riego. Para dar cuenta de su importancia, se puede reseñar que el gasto en carburante para tractores y resto de maquinaria representa un 10 por ciento del coste total que afronta un agricultor.

Según ha señalado Miguel López, miembro de la Comisión Ejecutiva Regional de COAG-Canarias, "mientras los precios por los que nos pagan nuestros productos no se han movido desde hace 10 años, nuestros costes, especialmente en coyunturas como la actual, se disparan de una manera a la que es imposible hacer frente".

La solución, en el caso de Canarias, pasa por aplicar un gasóleo agrícola al igual que en el resto del territorio nacional, impulsar la producción local de piensos y alimentos para el ganado y promover una agricultura menos supeditada al uso fitosanitarios y fertilizantes químicos. "Además, es una gran oportunidad para apostar por incrementar el grado de autoabastecimiento y potencial la soberanía alimentaria", concluyó.