1.000 médicos se tratan de adicciones y depresiones

Desde 1998 el Col·legi de Metges tiene un programa específico y confidencial para los facultativos enfermos que no quieren ir a una consulta ordinaria.
En casa del herrero, cuchara de palo. Es lo que pasa con algunos médicos cuando enferman, que son unos pacientes fatales y evitan acudir a la consulta de colegas.

Con estos antecedentes el Col·legi de Metges de Barcelona (COMB) ha puesto en marcha un programa específico, el Paimm, para atender a los facultativos con alguna adicción o transtorno mental reversible. Desde 1998, un  millar de profesionales –algunos de España y del extranjero– han sido tratados de manera confidencial, explica a 20 minutos Jaume Padrós, coordinador del plan y secretario del COMB.

De la experiencia se saca que el 90% de los médicos se recuperan. De los que no logran hacer tabla rasa, un pequeño porcentaje acaba colgando la bata porque el mismo Col·legi de Metges los inhabilita para ejercer.

Depresiones y alcohol

Según datos de la Fundació Galatea, que gestiona el programa, dos tercios de los médicos atendidos presentaban algún transtorno mental, como depresión, estrés o psicopatías que alteran su trabajo. En cuanto a la desintoxicación de las adicciones, los facultativos no se distinguen demasiado de la población en general. La estadística fija que una quinta parte de los enfermos acude al programa por alcoholismo y, en menor medida, por sustancias como la cocaína, las anfetaminas o derivados de la morfina (sobre todo entre anestesistas).

En algunos casos, admite Jaume Padrós, los cuadros médicos del enfermo se asocian directamente a la fuerte presión que sufre el facultativo. El Paimm, que cofinanza la conselleria de Salut, ofrece atención ambulatoria, hospital de día  y 14 camas para los ingresos.

90 profesionales tutelados

Un  20% de los médicos que entra al Paimm lo hace obligado, o bien por su familia o a raíz  de que un colega haya alertado a los responsables del programa que hay algo que no funciona bien. Para estos casos, existe un «contrato terapéutico», a través del cual el enfermo se compromete a seguir el tratamiento impuesto y a ejercer bajo la tutela de los responsables del Col·legi de Metges. Eso sí, siempre de manera confidencial, del pacto no se entera nadie. En ocho años el Col·legi ha firmado 90 de estos contratos.

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