Siete de diez acusados por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas, que han sido juzgados en Ciudad Real, se han conformado con penas que van desde los nueves meses a los tres años de cárcel, con lo que han visto reducidas en buena medida las condenas que pedía el fiscal.

En la Audiencia Provincial de Ciudad Real, por otro parte, se ha iniciado el juicio contra otras tres personas -un matrimonio al que se le incautó casi 3 kilos de heroína, cocaína y armas, y un hombre al que se le incautaron munición para armas de fuego y cuchillos y machetes.

Para el matrimonio, el fiscal pide 12 años de cárcel para cada uno de ellos por ser considerados como los principales suministradores de droga del grupo, que, en todo caso, no se ha considerado que funcionara como una banda organizada.

La denominada operación 'Mandril', en la que llegaron a ser detenidas hasta 22 personas, se inició a partir de junio de 2002, aunque el desarrollo de la misma comenzó en marzo de 2003, cuando fue detenida una pareja en la zona de la carretera de Carrión de Calatrava, en Ciudad Real capital.

A partir de ahí, se llevaron a cabo acciones policiales en Puertollano, Argamasilla de Calatrava, Villarta y Ciudad Real capital, en esta provincia, y en Parla (Madrid), donde residía el matrimonio que son los principales encausados.

En el juicio, al abogado de la pareja ha pedido la suspensión de la vista al estimar que el tribunal de Ciudad Real no tiene competencia sobre este asunto, debido a que la pareja residía en Parla.

Asimismo, ha indicado que las controversias sobre dónde debería realizarse el juicio -en el que han intervenido la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo- le ha impedido presentar su escrito de defensa, algo que, según ha explicado el presidente del tribunal, se resolverá en la sentencia.

Por su parte, la pareja, en su declaración, se ha reconocido consumidora de heroína, pero han negado que traficaran con ella, pese a la cantidad de droga y las armas que le fueron incautadas.

El tercer acusado que queda en el caso, para el que el fiscal pide dos años y medio por tenencia ilícita de armas, ha asegurado que la munición y las armas blancas que tenía en casa era porque las coleccionaba.