Bélgica se plantea prohibir los concursos telefónicos televisados por detectar fraude

  • Desde la Comisión de Juegos de Azar le recuerdan que el número de quejas no es mayor que en otros juegos.
  • Algunas investigaciones han sacado a la luz irregularidades como la imposibilidad de acertar los enigmas planteados.
Un hombre sostiene un teléfono frente a un ordenador.
Un hombre sostiene un teléfono frente a un ordenador.
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Un hombre sostiene un teléfono frente a un ordenador.

El Gobierno federal belga estudia regular o incluso prohibir los concursos telefónicos televisados después de que la televisión pública flamenca VRT destapase un caso en el que los responsables de dichos concursos actuaban de modo fraudulento y contrario a la legislación vigente. El secretario de Estado para la lucha contra el fraude, Carl Devlies, reclamó a finales de esta semana, según la agencia Belga, una mayor dureza en la regulación de este tipo de emisiones y aseguró que, si en un futuro "las cosas no mejoran" y continúan produciéndose fraudes, el Gobierno belga prohibirá estos concursos siguiendo el ejemplo de otros países, como Holanda.

En la misma línea, el presidente de la Comisión de Juegos de Azar, Etienne Marique, afirmó que la administración debe regular a fondo estos concursos, si bien recordó que el número de quejas que recibe la Comisión sobre los programas es "relativamente limitado en comparación a otros juegos".

La compañía audiovisual flamenca VMMa, empresa matriz de cadenas comerciales flamencas como VTM y 2BE, decidió suspender la emisión de los juegos de forma inmediata. El periodista Maxime De Winne, del programa Basta de la VRT, se infiltró seis meses en la empresa que produce este tipo de concursos, que ofrecen un enigma que los espectadores deben resolver en directo por teléfono, y llegó incluso a trabajar como presentador.

Mediante una cámara oculta, De Winne demostró que los responsables de los concursos esconden las advertencias a los espectadores que por ley están obligados a emitir y se saltan asimismo el mínimo de edad de los participantes, que está marcado en 18 años, informa la misma VRT.

Además, otro infiltrado en Basta descubrió que la solución de los enigmas es demasiado complicada y que, a veces, incluso es errónea, con lo cual resulta imposible que los participantes den con el resultado correcto.

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