Viajero, visionario, inventor, periodista, escritor. Alberto Vázquez-Figueroa sigue, a sus 75 años, tan lúcido y ávido de cambiar las cosas como siempre. Su nueva novela, El mar en llamas (Martínez Roca), nos alerta, a través de una trepidante historia de intriga, del peligro que significa para las generaciones venideras que se esté extrayendo petróleo del mar.

Además de ficción, nos da usted en esta novela la solución para terminar con el petróleo que flota en el mar...

El problema del Prestige se podría haber solucionado en 45 segundos. Ahora mismo hay una empresa estudiando lo que he inventado, y es un tipo de cemento que, echándolo sobre el petróleo, hace que se convierta en una piedra. Se va al fondo del mar, y se acabó. Se ha intentado recoger y disolver el petróleo, pero como es más denso que el agua, flota y lo ensucia todo. Por eso, lo que hay que hacer es volverlo más denso que el agua, y con mi sistema se logra.

¿Cómo se le ocurrió escribir en horizontal la obra?

La gente siempre se está quejando de que si lo digital acabará con el papel, que si el papel es muy caro, que si hace falta mucho... pero a nadie, en 500 años, se le ha ocurrido imprimir así. Me vino la idea en mitad de la noche... Empecé a hacer cálculos y vi que además de letra mayor, había un ahorro de márgenes y de papel: hasta un 30%. Ecológicamente también es bueno: hay que talar menos árboles. Y es más barato. Mi libro anterior era más caro y tenía las mismas páginas que éste, porque yo con más de 200 me aburro...

Así que a usted esos libros larguísimos, ni de lejos...

Es que me fastidia que para contarte una historia lo llenen todo de paja. Escribir paja es muy fácil. Y el lector cuando acaba tiene la sensación de "¿y todo esto a qué ha venido?". Hay tochos de 900 páginas que encima no te informan de nada. Y a mí me interesa informar, que por algo vengo del periodismo. Además, escribo muy rápido, si no, me aburro también. No aguanto más de un mes escribiendo el mismo libro. El perro, que es uno de los que más he vendido, lo escribí en un fin de semana, y Tuareg, en poco más de 20 días.

Pues estará usted escribiendo todo el día.

O estoy escribiendo o viajando o jugando al dominó. Las tertulias y las fiestas no me interesan. Podría publicar dos libros al mes. De hecho, muchos los he firmado con seudónimo. Es que si no escribo, no sé qué demonios hacer.

Visionario, escritor, inventor... ¿cómo se definiría?

Aquel cuya vida pueda resumirse en una sola palabra es que tuvo muy poca. Necesitaría más palabras, al menos cinco: el loco de la vida.

Fue de los primeros en publicar en formato digital y gratis...

Sí, pero me parece injusto que me roben mis libros. Yo los regalo a quien quiero, que puede ser a uno de la Patagonia que no tiene acceso a ellos y me los pide. Lo que no soporto es que venga un señor, me lo robe y además me cobre por vendérselo a otro. Y es lo que ocurre con el cine y la música. Y por eso no se hacen películas buenas, ¿para qué, si se las bajan gratis antes de que se estrenen?

¿Su próxima sorpresa?

Estoy acabando un libro, pero aún no sé qué va a pasar. Yo escribo así, sobre la marcha.

BIO: Nacido en 1936 en Tenerife, antes de cumplir un año es deportado a África con su familia. Tras estudiar Periodismo en Madrid, llegan sus reportajes sobre África y los principales conflictos bélicos. Ébano y Tuareg lo consagraron como escritor.