Las partículas PM2,5 son el contaminante más pequeño e imperceptible, pero también el más peligroso. Además, está por todas partes, ya que es producido directamente por los motores de los vehículos diésel. Aun así, el Ayuntamiento de Madrid apenas lo tiene en cuenta en sus mediciones de polución.

Su peligrosidad fue comprobada científicamente por un estudio de médicos españoles publicado en noviembre en la revista Science of the Total Environment. El informe, realizado con datos de la capital, revela que hay una relación directa entre el número de urgencias hospitalarias y los días en los que estas partículas alcanzan sus picos máximos, calificándolas así como el tipo de contaminante más perjudicial para la salud. Sin embargo, sólo 6 de las 24 estaciones medidoras de polución de la ciudad (el 25% del total) tienen sensores para registrarlas.

Estas estaciones, además, no se encuentran en las zonas con más tráfico. Son las de Escuelas Aguirre (junto al Retiro), Cuatro Caminos (trasladada el año pasado al parque Santander), Casa de Campo, Castellana (ubicada en el jardín del Museo Nacional de Ciencias Naturales), plaza de Castilla y Méndez Álvaro (las dos únicas excepciones).

En 2009 (últimos datos disponibles), Madrid tuvo una media de 13 microgramos por metro cúbico (mg/m3) de PM2,5. Por encima del nivel máximo que recomienda la OMS (10 mg/m3), pero por debajo del nivel obligatorio de la UE (20 mg/m3). Es la excusa que esgrime el Gobierno local para justificarse. "Pero que la norma europea sea tan permisiva no disculpa la negligencia. En EE UU, por ejemplo, el tope está en 16 mg/m3. Y hay días que Madrid supera este límite con holgura", afirma Paco Segura, portavoz de Ecologistas en Acción.

Además, existe un problema añadido sobre este tipo de mediciones, y es que el Ayuntamiento tampoco da información en tiempo real sobre los niveles de polución por PM2,5 para que niños, ancianos y enfermos (los más afectados por este contaminante, según el estudio) lo tengan presente a la hora de salir a la calle. "Un asmático no sabe diferenciar entre una partícula y otra. Por eso nos deberían llegar datos a diario, no sólo sobre polen", reclama Soledad Alonso, presidenta de la Asociación de Enfermedades Respiratorias.

Según el PSOE municipal, si el Consistorio aplicara un plan de saneamiento atmosférico serio reduciría en un 30% los actuales niveles de contaminación por partículas, "lo que evitaría alrededor de 500 muertes al año", asegura Pedro Santín, portavoz socialista de Medio Ambiente.

Sin embargo, reducir el número de vehículos diésel es una tarea muy complicada, ya que el 54% del parque automovilístico de la región usa este sistema, según datos de la DGT. "La verdadera solución sería ayudar al sector del automóvil para renovar todo el parque, que en Madrid es demasiado viejo. Un coche nuevo contamina la mitad que uno de 15 años", asegura Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados.

En febrero del año pasado, Gallardón anunció que prohibiría los taxis y autobuses diésel. Según se fuera modernizando la flota, no se podría utilizar este tipo de combustible (gasoil). Con los vehículos de la EMT cumplió su palabra, pero no con los taxis. "Aún se dan de alta vehículos diésel. Eso sí, ahora todos están obligados a cumplir con una normativa para que tengan un sistema que reduzca el número de partículas", asegura Pedro Mostaza, portavoz del sector del taxi de UGT.