El cierre de dos buques insignia del turismo en Valencia como el hotel Hilton y el Sidi Saler ha provocado todo un seísmo en el sector. El fuerte impacto de la crisis en el principal motor económico se ha traducido no sólo en pérdida de 184 puestos de trabajo directos, sino también en un ajuste de la sobredimensionada planta hotelera de la ciudad.

En ambos casos, la falta de financiación por parte de los bancos y el descenso en la demanda de este tipo de turismo han sido las causas que han empujado hacia el cierre. De este modo, Valencia pierde en el último año dos de sus ocho hoteles de cinco estrellas, sin contar el caso del Hesperia Parque Central, otro buque insignia, pero de cuatro estrellas.

El Sidi Saler confirmó este jueves que cerrará el próximo lunes y despedirá mediante un ERE a toda su plantilla, compuesta por 80 trabajadores. Para pagar sus indemnizaciones y afrontar las deudas, liquidará sus bienes, aunque el edificio del hotel pertenece a dos entidades financieras.

En el caso del Hilton, que cerró sus puertas el pasado 1 de julio, la cadena ha demandadado al propietario, inmerso en un concurso de acreedores, por incumplimiento de contrato.

Fuentes del sector apuntan al "crecimiento exagerado de la planta hotelera de Valencia" en los últimos años, que coincidió con la llegada de los grandes eventos (Copa del América y Fórmula 1) y la expansión económica. Tanto es así que la oferta de camas llegó a triplicarse en menos de una década. No obstante, detrás de estos cierres no hay una crisis específica del sector, sino problemas de financiación derivados de la crisis general.

2011 será un año difícil

Estas mismas fuentes consideran que 2011 será "un año muy díficil" y creen que las grandes cadenas no peligran porque tienen mejor acceso a la financiación. "Peligran los empresarios que se metieron en un sector que ya no es negocio", concluyen.

"Estamos todos de los nervios"

El presidente del comité de empresa del hotel Sidi Saler, Mateo Torres, destilaba ayer pesimismo. "Los trabajadores estamos de los nervios. Nos han dejado claro que no hay dinero, lo que llevará a una insolvencia y a que cobremos del Fogasa". Según relata, el ambiente estos días en las instalaciones es de "olla a presión". De momento les deben la extra de Navidad y la paga de beneficios.