Los vecinos de Colmenar de Oreja (8.397 habitantes) acudieron en la tarde del 24 de diciembre a su Plaza Mayor para asistir al tradicional encendido del belén. Pero el espectáculo al que asistieron les dejó atónitos: cuando el Ayuntamiento se disponía a iluminar el nacimiento, la paja comenzó a echar humo y el fuego envolvió rápidamente las figuras de la Virgen y el Niño Jesús. En sólo cuatro minutos, el belén quedó carbonizado. Sólo San José se salvó de la quema.

Los vecinos no daban crédito. "Estábamos cantando los villancicos y las jotas barranqueras cuando comenzó a arder. El fuego corrió como la pólvora, fue todo muy rápido, muy extraño. Llegamos incluso a temer por la plaza", cuenta la alcaldesa, M.ª Pilar Algovia (PP). De hecho, las llamas alcanzaron la balconada de madera de la plaza, declarada como Bien de Interés Cultural, y quemaron una columna, una viga y varios capiteles.

El humo llenó las casas próximas y el incendio amenazó con extenderse por el centro del pueblo. "Nos salvamos de la tragedia por la colaboración de los vecinos", agradece la alcaldesa. "La gente estaba asustada y los niños lloraban, pero aun así todos corrieron a apagarlo con cubos de agua y con los extintores de los bares", recuerda una empleada de una cafetería. Cuando llegaron los bomberos (procedentes de Aranjuez), los ciudadanos ya habían extinguido las llamas.

Ahora toca averiguar cómo se originó el incendio. El Consistorio baraja la hipótesis de un cortocircuito, aunque lo ve "improbable porque las luces seguían encendidas mientras se quemaba". También cree que "un potente foco pudo calentar la paja hasta arder".

Incluso, no descartan que alguien le prendiera fuego de forma intencionada. "En la mente de todos está que pudo ser una gamberrada o acto vandálico", apunta Algovia. No sería la primera vez: el año pasado, San José explotó por un petardo que alguien le introdujo y hace un par de años hubo otro conato de incendio. Con esos antecedentes, pocos creen en un accidente fortuito.

Tras el incendio, todo Colmenar se puso manos a la obra para rehacer el belén. Y lo han conseguido en tiempo récord. En dos días, los vecinos construyeron un nuevo nacimiento, limpiaron los restos del incendio y volvieron a montar los tejados, que se habían quitado para frenar la propagación del fuego. El nuevo belén se ha colocado en el centro de la plaza, "lejos de los balcones, no vayamos a tener una catástrofe", dice la alcaldesa.