Los pinganillos, también llamados chuletas electrónicas, se han convertido en los mejores aliados de quienes quieren aprobar sin necesidad de tocar un libro.
Su funcionamiento es bien sencillo: dos estudiantes entran en el examen. Uno de ellos abandona la prueba llevándose consigo las preguntas y se esconde en un lugar cercano. A través de un micrófono o el móvil, sopla las respuestas a su compañero, quien las recibe en un auricular minúsculo y apenas perceptible escondido en la oreja. Lo malo es que cuesta unos 720 euros, aunque los más avispados los alquilan por unos 100.
Copiar en la UMA
‘Me han pillado’: Según fuentes del vicerrectorado de Ordenación Académica, la Universidad de Málaga no prevé imponer sanciones si sorprende copiando a sus estudiantes.
El asunto suele quedar entre alumno y profesor. Lo normal es que éste expulse del examen el infractor y le suspenda la convocatoria. Si el alumno reincide, puede llegar a ser expedientado.
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A la venta en Internet
Acudir a Internet es la fórmula más sencilla para adquirir uno de estos artilugios. Varias páginas web dedicadas a la venta de productos de espionaje comercializan audífonos. 20 minutos ha encontrado hasta cuatro versiones (pinganillo.es, pinganillo.com, pinganillos.es y pinganillos.com) en las que, a pesar de advertir de que no se pueden usar para copiar en oposiciones o exámenes, los aparatos reciben el calificativo de «chuleta electrónica». Existen varios modelos. Los más simples son más difíciles de esconder porque van provistos de una pequeña antena. Los de última generación se acoplan perfectamente al oído externo y pueden ser fácilmente ocultados, incluso por quienes tienen el pelo corto.
Incorpora un micro
Lección a distancia
Los pinganillos-chuleta más avanzados incorporan un micrófono que se sitúa en el pecho y es capaz de recoger cualquier sonido, incluidas las preguntas del examen susurradas por el alumno. Así es como un apuntador puede soplar las respuestas a distancia.
Con una calculadora
Miniordenadores
Las calculadoras científicas de última generación tienen tanta capacidad para almacenar datos como algunos ordenadores personales. Los pícaros se valen de ellas para incluir apuntes o fórmulas matemáticas o científicas evitando memorizarlas.
Chuleta tradicional
Arrasa el cambiazo
El cambiazo es uno de los sistemas tradicionales más exitosos. Consiste en tener preparado un tema en un folio para sustituir una hoja del examen. Los profesores más previsores combaten este método repartiendo folios firmados y con membrete o sello oficial.
En los mejores sitios
Notas en el pupitre
Es una de las trampas más sencillas y antiguas. Los alumnos acceden a la clase donde se realizará el examen con antelación, eligen los sitios más recónditos y se dedican a anotar a lápiz sus apuntes directamente sobre la mesa para luego copiarlos.
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