Lucrecia es puro colorido, y eso se plasma en todo lo que hace. Su nuevo trabajo enfocado al público infantil incluye canciones, cuentos y una película. El lanzamiento, como no podía ser de otra manera, destila alegría y color por los cuatro costados.

¿Que un disco entre por los ojos es indispensable?

Creo que sí. Ha quedado muy bonito. Los niños son esponjas, y si les das arte, lo absorben.

¿Escribir, cantar y grabar para niños es diferente a hacerlo para un público adulto?

No, es igual. Tienes que tener la misma seriedad y el mismo rigor. También una dosis extra de gracia.

Ésta es buena época para sacar un disco infantil. ¿La crisis afecta menos a los discos enfocados a los niños?

Es posible. Ojalá tenga buena recepción para que los niños puedan tenerlo en su casa y disfrutarlo.

Creo incluso que su hijo de 9 años ha participado...

Sí. Grabó una canción. Ha sido una experiencia maravillosa para él. Se lo tomó como un juego.

¿Qué opina él de que se dedique a esto? Será la envidia de sus amigos...

Al principio, cuando empecé en Los Lunnis, él tenía dos añitos. Me veía en la tele y decía: "¡Hay dos mamis!" (risas). No lo entendía demasiado. Luego, muy bien. Pero he intentado no alimentarle el ego por el hecho de que su madre salga en televisión y la conozcan otros niños.

¿Echa de menos Los Lunnis?

La verdad es que sí. Para mí era una fiesta. He crecido mucho allí como presentadora, como actriz... Gané una soltura que antes no tenía. Aprendí mucho, pero sobre todo me divertía de lo lindo.

Complete la frase: Los niños de hoy en día...

Son maravillosos, como siempre. Aunque la sociedad ha cambiado. Ahora están más tecnificados, tienen otras vivencias más fuertes. También hay muchas separaciones, que tienen consecuencias emocionales en ellos... Y a veces los padres tienen poco tiempo para estar con ellos, que es el mayor regalo que se les puede hacer. El mundo de hoy va muy deprisa. Yo, que soy del Caribe, necesito un poco más de pausa (risas).

¿Cómo ve Cuba desde la distancia?

Creo que todo el mundo la sigue idealizando. Con el comunismo, con la salud, con la educación... Y Cuba es un país como cualquier otro del mundo, con sus pros y sus contras.

¿Y qué tiene la isla que exporta tanta música?

Mucha pasión por la música, gente muy formada y, sobre todo, mucha mezcla. Del soul, del funky, del propio son cubano... El problema es que no tiene el campo ni los canales que tienen otros países para poderse a dar a conocer.

Además de cantante y presentadora, usted ha hecho sus pinitos en el cine, como escritora... ¿Diversificarse es la clave de la supervivencia?

Son actividades que han ido surgiendo solas, sobre la marcha. No era nada premeditado. Estoy encantada de que me den la oportunidad de seguir desarrollándome. Es interesante que los artistas sean polifacéticos.

¿Cuál es su verdadera cara?

Soy una persona muy noble, a la que por serlo le han dado muchas patadas. Intento no perder esa nobleza, aunque manteniéndome despierta.