Pequeño, pero feliz

Un estudio señala que las operaciones de alargamiento de pene no sirven para casi nada y que dejan insatisfechos al 70% de los operados.
Fragmento de una figura representativa de la antigua cultura Colima de México que se expone estos días en el centro de arte de Colonia. (Rolf Vennenbernd/Efe)
Fragmento de una figura representativa de la antigua cultura Colima de México que se expone estos días en el centro de arte de Colonia. (Rolf Vennenbernd/Efe)
Rolf Vennenbernd/Efe
Fragmento de una figura representativa de la antigua cultura Colima de México que se expone estos días en el centro de arte de Colonia. (Rolf Vennenbernd/Efe)

Que el tamaño de pene es un factor que causa inseguridad a muchos hombres no es una noticia nueva.

Tampoco que desde hace tiempo proliferan en Internet y otros medios anuncios que ofrecen soluciones milagrosas, capaces supuestamente de acercar al hombre medio a las hazañas métricas de personajes como Nacho Vidal.

Lo que sí resulta relevante es que investigadores médicos concluyan que ese tipo de operaciones no suelen proporcionar los resultados prometidos.

Como señala Nim Christopher, un urólogo del St Peter's Andrology Centre en Londres, a “aquellos pacientes preocupados psicológicamente por el tamaño de su pene —sobre todo si éste es de tamaño normal— no tiene sentido proponerles cirugía porque ésta no cambia las cosas”.

Christopher y sus colegas médicos entrevistaron a 42 pacientes que han recurrido a ese tipo de operación y encontraron que el grado de insatisfacción es muy elevado, por encima del 70%.

Los resultados de sus investigaciones se publicaron el mes pasado en la Revista de Urología Europea.

Los investigadores encontraron que los pacientes, al ver que el alargamiento medio es sólo de 1,3 cm, y en muchos casos bajo el efecto distorsionador de la publicidad engañosa, reclamaban insatisfechos una nueva operación.

La solución, en la cabeza del paciente

La solución que ofrecen estos investigadores al problema de qué hacer cuando uno está insatisfecho con el tamaño de su pene, aunque seguramente menos dolorosa, no es por otro lado muy innovadora: recurrir a la terapia psicológica.

El problema de las mediciones

En cualquier caso, seguro que estudios como éste pronto encontrarán sus detractores. Para ellos, Kent Sepkowitz, columnista de Slate, ofrecía  (en inglés) ayer en su revista, con motivo de San Valentín, un pequeño recorrido histórico por las dificultades que los científicos se han encontrado a la hora de medir el tamaño del pene.

Sepkowitz concluye que el tema inquieta a todas las culturas (señala que hay bastantes estudios que se llevan a cabo sobre el tamaño del pene de los recién nacidos) y destaca, de forma irónica, algunas de las preguntas que muchos se hacen y para las que no hay una respuesta única: ¿cómo medirlo? ¿De dónde a dónde? ¿Con el pene en qué estado? ¿Y a qué temperatura?

O lo que es lo mismo: que engañándonos un poquito podemos ahorrarnos una costosa y por lo que parece poco saludable operación.

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