Debían erigirse varios bloques de viviendas y una zona urbanizada, pero a día de hoy sólo zanjas y socavones jalonan el solar de 15.000 metros cuadrados que desde hace cuatro años mantiene "aisladas" a 2.500 familias del barrio de Peñagrande (Fuencarral-El Pardo), según denuncian los propios afectados, que este miércoles se personaron en la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid en busca de una solución a sus problemas.

La pesadilla del vecindario comenzó con la adjudicación de la obra a la promotora Noriega, que rápidamente valló la zona y cerró el acceso "natural" de los residentes a la M-30, aislándolos de sus vecinos de Puerta de Hierro y obligándolos a dar "un rodeo" para poder entrar a su barrio. In situ pueden verse tapados todavía los semáforos que un día regularon el paso de los peatones, según comprobó 20 minutos.

Pero la esperada urbanización comenzó a demorarse. Tanto que a día de hoy los vecinos temen que el solar se quede como está, ya que la promotora ha quebrado. "Exigimos que el Ayuntamiento ejecute la acción sustitutoria usando el aval depositado por el constructor", denuncia José Manuel López, secretario de la asociación vecinal.

Algo a lo que Gallardón no parece dispuesto, según el concejal del PSOE en la comisión de Urbanismo, Daniel Viondi. "Dicen que no tienen constancia de la quiebra de la urbanizadora y que, en cualquier caso, hay que cumplir el plazo y esperar hasta mayo de 2011. Eso supone que no habrá una solución inmediata para los vecinos", explicó.

Además del aislamiento, los vecinos denuncian otros problemas motivados por el vallado que rodea su barrio. Uno de ellos es la "insalubridad", ya que "las ratas campan a sus anchas" por el solar. Y aseguran también que es utilizado por algunos indigentes como refugio, a pesar de su peligrosidad. Además, dicen que se han "disparado" los robos y las pérdidas en los comercios de la zona.

"Temo tener que llevar a los niños al parque"

Elena García, 38 años, administrativa. "Tardo mucho más en cualquier desplazamiento y cuando llegas a la rotonda, el paso está sin regular y es muy peligroso. Temo tener que llevar a los niños al parque".

"Antes tenía 12 empleados, y quedamos seis"

Jesús Chicharro, 45 años, hostelero. "Antes esto era un paso obligado y ahora no viene nadie. Yo tenía 12 empleados antes y quedamos seis. Es la ruina. Ahora tengo que cerrar el bar a las 17.00 h".

"El barrio está aislado y además dividido en dos"

Miguel A. Ibáñez, 60 años, auditor. "Está todo con zanjas, y es muy peligroso. Cualquier día va a pasar algo porque tenemos que caminar por medio de la calle. El barrio está aislado y dividido en dos".