El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Álvaro Marchesi, cree que "merece la pena continuar" con la ayuda al desarrollo y la cooperación pese a la crisis económica, por razones de "justicia y solidaridad", pero también para reducir la "inmigración no deseada".

En rueda de prensa en Santander, para hacer balance de la colaboración del Gobierno cántabro con proyectos educativos en Honduras, Marchesi ha recalcado que aunque algunas personas piensen que en estos momentos es mejor destinar las partidas de cooperación a otras necesidades en España, él no comparte esa postura.

Alega para ello razones varias, pero fundamentalmente dos. La primera es una razón de "justicia y solidaridad" y, en este sentido, anima a comparar, por ejemplo, la situación de Honduras con la de España a pesar de la crisis.

Y la otra razón es que la ayuda contribuye al desarrollo de los países que tienen más dificultades y es "garantía" para que las futuras generaciones encuentren y generen empleo, con lo cual, también reduce la inmigración "no deseada".

En esta línea, Marchesi ha agradecido la colaboración que la Consejería de Educación del Gobierno cántabro mantiene con la OEI desde el año 2006 para impulsar acciones de mejora educativa en Iberoamérica, que se han centrado principalmente en Honduras pero también han permitido intervenir en El Salvador y Nicaragua.

Desde el inicio de la colaboración cántabra con la OEI en el año 2006, la Consejería de Educación ha destinado 638.060 euros a estas acciones, a las que se sumarán el próximo año otros 150.000 euros, lo que suma en total casi 790.000 euros en seis años. Además, la Comunidad Autónoma ha aportado recursos humanos, con el envío de cuatro becarias y una maestra de educación infantil.

Gracias a esta colaboración se creó en 2008 en Tegucigalpa el Instituto Cantabria, que pretende fortalecer las estructuras educativas hondureñas formando docentes y orientando también a los técnicos y equipos directivos.

Balance de actuaciones

Las acciones del instituto se centran en cuatro ejes de trabajo: educación en valores y ciudadanía; alfabetización y educación básica; supervisión educativa y acompañamiento docente; y atención a la primera infancia.

Desde esas líneas de actuación se han elaborado guías de educación en valores para varios niveles educativos y se ha formado en educación en valores y ciudadanía a 720 docentes. En el ámbito de alfabetización y educación básica se ha intervenido en dos centros penales, uno de hombres y otro de mujeres.

Por su parte, en materia de supervisión educativa y acompañamiento docente se ha formado a 201 directores de departamentos y distritos y a 420 directores de centro, de 84 centros educativos, lo que ha beneficiado a su vez a unos 21.000 alumnos y 4.200 maestros.

Por último, en lo que respecta a la atención a la primera infancia, se ha dotado de mobiliario y material didáctico a 25 centros comunitarios de educación prebásica, y se ha formado a 317 educadoras, beneficiando así a 4.755 niños. OBJETIVO 2021

El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos ha destacado que la colaboración cántabra no es una ayuda "esporádica", sino que se enmarca en las 'Metas Educativas 2021' que acaban de aprobar los países del área y en las que se viene trabajando hace ya unos años.

El objetivo es conseguir en una década que la educación en Iberoamérica "se aproxime a los niveles de calidad" de los países desarrollados. Marchesi ha reconocido que esa tarea va a requerir el esfuerzo de los estados, dada la situación de partida.

En el caso concreto de Honduras, ha explicado que el 17 por ciento de los niños no termina la educación Primaria, el 44% no estudia la Secundaria, y sólo el 32% de los niños de 3 a 6 años tienen una plaza escolar, un porcentaje que se reduce al 4% en el caso de los menores de tres años.

El 16 por ciento de la población hondureña es analfabeta y, además, hay "profundas desigualdades", de forma que entre los ciudadanos de mayor nivel de renta entre 20 y el 25 por ciento asisten a la universidad, y en cambio sólo llegan al sistema universitario el 0,5% de los alumnos del nivel de renta más bajo.