Prudente, cauto, tímido. Como si aún no hubiera asumido del todo el éxito tan brutal que hace 16 años cosechó su debut literario, Historias del Kronen. Así se muestra José Ángel Mañas, que acaba de publicar la novela negra Sospecha (Destino), una obra en la que sale del mundo capitalino para centrarse en el extrarradio madrileño, aunque, eso sí, con nombre imaginario: Sagrario.

¿Qué ha querido poner en tela de juicio con esta obra? La novela negra tiene una parte de crítica social y en la mía es sobre la crisis inmobiliaria. Pero lo que realmente me gusta de la novela negra es la atmósfera de anormalidad: muerte, delincuencia, policía... Más que la crítica, el crimen. Y lo relacionado con la psique enferma. La novela empieza donde termina la vida cotidiana. Puedes verter toda tu negatividad. La literatura para mí tiene mucho de válvula de escape.

La angustia está muy presente, ¿cree que es la nota dominante de nuestra sociedad? La crisis genera un clima de desconfianza. Todo el mundo empieza a desconfiar de todos.

¿Qué queda del Mañas de Historias del Kronen? En el estilo quedan rasgos como las castellanizaciones... y algunas simplificaciones. Estoy totalmente a favor de la simplificación radical que proponía la Academia.

¿Cambiaría aquel éxito tan temprano? En términos de calidad literaria, tal vez sí. No gusta que se vean las obras primerizas. Y me vino muy de sopetón, pero la ventaja es que no he tenido que perseguir el éxito. La parte mala es que me he construido poco a poco en público. También depende de la vanidad y yo soy poco vanidoso. Además, tampoco me obsesiono. Lo importante es que esté bien y que la gente te lea.

Pero… ¿no desestabiliza? Sí. Fue de golpe y me llegó sin estar preparado. Fue un problema de inadecuación y de unos códigos que yo no manejaba, pero porque no lo entendía. Lo más importante es que he podido dedicarme profesionalmente a esto, y estoy agradecido.

"No hacen falta tantos fuegos artificiales para hacer una buena novela", dijo en una ocasión, ¿qué es necesario para usted? Me gusta la sencillez, la eficacia y la línea recta. Soy un adicto a la funcionalidad. Unos buenos personajes, una buena historia y unos buenos narradores que me lleven cogido del gaznate de principio a fin. Y el estilo, directo, sincero y casi brutal. La agresividad… por eso me gusta el euskera, el alemán, el castellano seco… la prosa seca.

"Cualquier joven es un cóctel molotov con patas" es otra de sus declaraciones, y lo que viene después, ¿qué es? La juventud es ese momento en el que corres, no sabes hacia dónde, pero corres. Tienes la sensación de que tienes que hacer algo, pero no sabes qué ni dónde. Y también crees que aún puedes hacerlo todo y no sabes que ya es tarde. La gente joven será así siempre, es algo inherente, no cultural. Y lo que viene después es que te das cuenta de que ya no tienes todo el tiempo..., sino muy poco.

BIO: Además de su ópera prima, Historias del Kronen, este madrileño nacido en 1971 ha publicado Soy un escritor frustrado, El secreto del oráculo y La pella, entre otras obras.