Los representantes de las principales instituciones humanitarias y organizaciones de voluntariado de España han alertado en el XIII Congreso Estatal del Voluntariado de la nueva situación de "impotencia e indignación" que viven los voluntarios ante el desbordamiento de demanda de ayuda que sufren estas organizaciones.

Expertos de Cruz Roja Española, de Cáritas Española, de la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente (UNAD) y del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), que han participado en una mesa redonda sobre 'La acción voluntaria ante las nuevas dimensiones de la pobreza', han coincidido en la necesidad de que el denominado Tercer Sector "se articule" y de este modo se comiencen a "diseñar estrategias colectivas de ayuda" a las personas que más lo necesitan.

Así lo ha expresado María del Carmen González Flores, secretaria de UNAD quien ha manifestado que se va "contenta y satisfecha" del XIII Congreso Nacional del Voluntariado porque todas las entidades de voluntarios han deducido que cada vez hay más apoyo de la sociedad, algo "vital" para aunar esfuerzos y poder compaginar "el servicio profesionalizado y el del voluntariado" en este tipo de asociaciones. "No hay que ser egoístas ni individualistas, sino diseñar estrategias y políticas comunes", ha dicho.

Por otra parte, ha indicado que el principal problema del voluntariado de UNAD es que la gente que llega "sufre de una desestructuración social total e incluso sin soporte económico ni familiar". Por su parte, Fernando del Rosario, vicepresidente de Cruz Roja Española, ha recordado "la importancia del trabajo en red de todas las organizaciones para hacer oír la voz de los colectivos que la sociedad tiende a hacer invisible". Además, ha puesto de relieve también la trascendencia de la "cercanía a las personas, que es lo que da calidad y calidez a la acción voluntaria", así como la significación de "los valores humanos".

Fernando del Rosario ha apuntado que "aunque la sociedad tenga valores como la especulación, el egoísmo o el individualismo, creemos que hay que hacer valer la inclusión y la solidaridad frente a la exclusión". En este momento Cruz Roja cuenta en España con 200.000 voluntarios que llegan a más de 2.000.000 de beneficiarios de todo tipo de colectivos.

En relación a los recortes presupuestarios que están sufriendo los servicios sociales en el ámbito nacional, autonómico y regional, se ha lamentado de estar viviendo problemas serios de "tesorería", que anteceden a "reducciones posteriores y a recursos escasos".

Durante su participación en el Congreso Estatal del Voluntariado ha mencionado la paralización que han tenido que sufrir ciertos programas de Cruz Roja debido a la actual crisis económica y a los consiguientes recortes desde las administraciones públicas, "algo de lo que también se resentirán los proyectos de cooperación al desarrollo que es sobre todo una competencia del Estado. Nos produce tensión ese problema de financiación", ha concluido. Consecuencias "indeseables" de la crisis

Por otro lado, Jorge Rosell, vicepresidente de Cáritas Española -que junto con Cruz Roja acoge el mayor número de voluntarios en España, un total de 58.000 en 50 centros de atención primaria- ha alertado de que desde finales de 2008 dichos centros "se han visto desbordados de demanda. Un 103 por ciento más". Asimismo, ha lamentado el hecho de que los voluntarios se encuentren en una "sensación de indignación que no es de recibo", ya que "deberían ser los Servicios Sociales municipales quienes den a una persona las ayudas de urgente necesidad". A pesar de ello, ha informado de que el número de voluntarios en Cáritas "se ha incrementado un 4 por ciento en los últimos tiempos".

Luis Cayo, presidente de CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), ha afirmado que el 9 por ciento de la población sufre algún tipo de discapacidad, lo que se traduce en que en uno de cada cuatro hogares españoles hay una persona con discapacidad. "En las épocas de bonanza y también en épocas malas permanecen en situación de exclusión porque no pueden ejercer sus derechos básicos como cualquier otro ciudadano", bien por las barreras del propio entorno o bien porque necesitan "apoyos intensos que no tienen asegurados a través de los poderes públicos y han de ser las familias las que se hagan cargo de ellos en exclusiva".

En su opinión, el problema es que "no llevan una vida normalizada y son las familias las que asumen el papel de cuidador". La crisis ha agudizado esta situación y ocurre una cosa que ha tachado de "indeseada" y es que la pensión del jubilado de la unidad familiar o las prestaciones sociales "se incluyen en el caudal familiar como dinero destinado a necesidades básicas y no a lo que se debería".