Paciencia, pacientes

El nuevo hospital de la ciudad, ese que llenará de virtudes la sanidad viguesa, tardará menos de doce años en estar en funcionamiento. ¡Doce años...!
Y el delegado provincial del Sergas lo anuncia como si, encima, tuviéramos que salir a las calles a celebrarlo. Como si, a día de hoy, no hubiera un hospital que lleva años enfermo, con las arterias saturadas por una demanda que le ha superado en exceso, y para el que nadie ha encontrado cura ni remedio ni solución de continuidad.

Para aliviar la impaciencia, aseguran que esta nueva macroinfraestructura de la salud se hará de rogar menos que la de Lugo. Pero allí llevan aguardándola más de una década (desde 1996), y todavía les queda, al menos, hasta 2008. Demasiado tiempo para los pacientes de la mayor área sanitaria de Galicia, a los que no les queda más consuelo que el de pensar que esperar meses y meses por una consulta para el especialista es un mal menor y uno aún da gracias si la cosa no se pone más fea. Por paciencia que no sea.

Si el futuro hospital se hace esperar, lo mínimo que se le puede pedir es que funcione como es debido. Y mientras tanto habrá que poner algún parche –método muy recurrido– que resuelva este mal que acaba con la salud y agota la paciencia.

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