El guardia civil, su mujer y el portero de un local de alterne, acusados de un delito relativo a la prostitución y otro de malos tratos, han negado este lunes conocer a las víctimas, pese a que durante el juicio en la Audiencia de Girona, se han podido escuchar conversaciones telefónicas grabadas.

En la vista oral se han podido escuchar gran cantidad de conversaciones entre los acusados —que se enfrentan a 24 años de cárcel—, y entre los acusados y las víctimas. En algunos casos se podía apreciar claramente como alguno de los procesados amenazaba a las chicas, de origen ucraniano, por no trabajar suficiente y no ganar más dinero.

Además, en una de las grabaciones se escucha al guardia civil amenazar a una de las chicas: "¿Tú quieres que te rompa la cabeza? Pues ven aquí en cinco minutos, tú sola". Él y los otros dos acusados han negado reconocer su voz en esas grabaciones.

El portero, en una de las conversaciones, también amenazaba a las muchachas: "Estoy hasta los cojones de vosotras. Prepararos, si vengo y os encuentro sentadas, ya veréis. Estoy hasta los huevos, ya podéis mover el culo bien movido", chillaba por teléfono.

Después de horas de escuchas telefónicas, ninguno de los tres acusados ha reconocido nada. Incluso el guardia civil ha manifestado que no podía llamar a nadie que no conocía.

Según consta en el escrito del Ministerio Fiscal, se les acusa de explotar sexualmente a tres mujeres ucranianas de 18 y 19 años entre septiembre de 2001 y junio de 2002 en diferentes locales de Catalunya.

Dos de las tres mujeres no se presentará al juicio, sí la tercera, que comparecerá ante el juez como testigo esta tarde. Al no testificar sus dos compañeras, se ha leído la declaración que hicieron en su momento en el juzgado de Blanes, que fue el encargado de la instrucción.

Una de ellas relató que los acusados la castigaron un día a prostituirse en la carretera y que, ante el miedo que tenía, se escondió en el bosque. Asimismo, esta chica explicó que les daba todo el dinero que ganaba para poder pagar su pasaje a España y que después le subieron la deuda por "trabajar mal".

En su declaración, la otra chica relató que el guardia civil, mostrándole la placa, "la amenazó diciéndoles que no podía huir ya que como él trabajaba en la policía la encontraría en cualquier parte y por ello él nunca tendría problemas con la policía".