El tesoro del caminante

Ernesto Fernández Sanmartín es capaz de encontrar el rastro de la naturaleza incluso en pleno centro de Málaga.
«El San Antón vive bajo la amenaza del urbanismo».
«El San Antón vive bajo la amenaza del urbanismo».
Ignacio Miguel
«El San Antón vive bajo la amenaza del urbanismo».
¿Que no?: «En las losetas de entrada al Puerto se ven amonites». Él lo sabe.Hace más de 20 años, con un grupo de profesores de ciencias naturales, inventó un sistema para apasionar a los alumnos con materias como la geología: hicieron guías de ruta para que sus estudiantes localizaran en la ciudad distintos tipos de rocas.

Para la botánica cocinaron una guía de plantas ornamentales de Málaga que intentaba satisfacer la curiosidad de los chicos respecto a los árboles de sus calles y parques. Esa guía fue su primer libro. Ernesto y sus amigos le cogieron afición a descubrir cosas y compartirlas con otros.

Cada año establecen un calendario de excursiones por la provincia: ríos, montes, senderos, cañadas reales, minas abandonadas, todos los lugares por donde se puede caminar (Ernesto detesta la palabra senderismo). Y de ahí van saliendo guías, algunas ya clásicas, como Por los caminos de Málaga o la última, Por los caminos del monte San Antón (Airon Sesenta, 2005), que explora los secretos del monte-ciudadano que nos observa a todos. «El San Antón, a pesar de nuestras agresiones, es un signo de identidad de Málaga y un tesoro por la panorámica que ofrece y su biodiversidad».

Hoy hace sol junto a la cima, y Ernesto, que ya se ha jubilado, se arma de bastón para treparla. Verá La Maroma y la Sierra de las Nieves cubiertas de blanco; la cordillera del Rif (sí, África) velada por las nubes tras el mar azul; y las casas de labor que sobreviven encalladas en el verde de la ladera norte. Se sentirá como quien tiene un tesoro.

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