Los trabajadores del matadero de Calamocha (Teruel), Pelbor, se han encerrado de forma indefinida en el Consistorio de la localidad hasta que haya una solución para el futuro de los trabajadores y de la empresa.

El matadero lleva más de un año sin actividad y bajo un expediente de regulación de empleo. Los trabajadores de Pelbor se encuentran desde el pasado 15 de octubre de permiso retribuido y aún no han cobrado los salarios correspondientes a los meses de septiembre y octubre.

Además, el pasado lunes, 1 de noviembre, concluyó el plazo de ampliación de capital de la empresa sin que haya nuevos inversores y el próximo 23 de noviembre, si no hay antes una solución, la empresa entrará en concurso de acreedores. Los trabajadores esperan que la solución llegue antes porque "estamos en una situación límite".

El presidente del Comité de empresa, Mario Burillo, ha recordado que el pasado sábado y en el marco de ExpoCalamocha, mantuvieron un encuentro con el vicepresidente del Gobierno de Aragón, José Ángel Biel, quien "se comprometió a buscar una solución y dijo que esta semana se daría un gran empujón a esa salida".

Aún así, los trabajadores han decidido encerrarse en el consistorio de la localidad, de momento son 40 pero piensan hacer turnos indefinidos, al tiempo que han recogido unas 4.000 firmas de apoyo que remitirán al vicepresidente del Ejecutivo autónomo.

Burillo ha reconocido que los trabajadores confían en que la solución definitiva a sus problemas "llegue cuanto antes" porque "están en una situación muy precaria". Desde el pasado 15 de octubre, cuando finalizó el ERE, la empresa les comunicó que se encontraban en situación de permiso retribuido, ahora "están esperando a ver si cobran o no esa retribución", ha dicho.

Mientras tanto, según el portavoz de los trabajadores, la empresa les está transmitiendo que "está muy mal econonómicamente" puesto que lleva cerrada desde el 7 de septiembre de 2009. Desde entonces, los trabajadores han afrontado un ERE para llevar a cabo unas obras de mejora de las infraestructuras y, después, otros dos por asuntos económicos que, a juicio de Mario Burillo, "son las verdaderas razones".

Además, ha criticado que en los últimos días la empresa haya tratado de sacar unos jamones del matadero, porque "a lo trabajadores no les parece bien que se saque nada de allí mientras no haya una solución al problema", ha explicado.

Burillo considera que se ha llegado a una situación "límite", sobre todo porque el próximo 23 de noviembre "la empresa tendrá que entrar, obligatoriamente, en concurso de acreedores". En este sentido, ha manifestado que "ya se lo dijimos a Biel y creemos que es así, no se puede agotar ese plazo, la situación debe llegar antes porque llevamos mucho tiempo así".