Josef Fritzl, el 'monstruo de Amstetten', de 75 años, el hombre que secuestró y violó a su hija durante 24 años, con la que llegó a tener siete hijos, ha hablado con la prensa por primera vez desde que hace año y medio ingresó en el pabellón psiquiátrico de una cárcel de alta seguridad a las afueras de Viena.
Fritzl se presenta a los dos periodistas del diario alemán Bild con un "Josef Fritzl, buenos días; pero ya me conocen, soy famoso en todo el mundo". Después, durante algo más de una hora habla de sus miedos y sus teorías conspirativas, aunque se niega a hablar de los hechos por los que está en prisión. "No quiero hablar de eso", concluye, y después, preguntado por qué sentía cuando veía a su hija, atada con un collar de perro a la cama, contesta: "amor".
Según los entrevistadores, Fritzl no siente remordimientos por lo que hizo, ni ha reflexionado sobre la atrocidad de secuestrar a su hija cuando tenía 16 años y mantenerla, junto a los hijos que tuvo con ella, en un estado de esclavitud en el sótano de su casa. Fritzl solo habla abiertamente de su mujer, Rosemary, a la que todavía ama: "Le he escrito ocho cartas, pero nunca me ha contestado. Sueño con que algún día salga vivo de aquí. Quiero volver a cuidar a mi mujer, porque ella siempre me ha sido fiel" . Fritzl está convencido de que ella también lo ama todavía.
Su mujer, Rosemary, se divorció de él poco después de su encarcelamiento, y ha comenzado una nueva vida junto a sus hijos en un lugar secreto, cercano a su antiguo domicilio de Amstetten. También se sabe que mantiene una relación sentimental con uno de los guardas de seguridad encargados de proteger a la familia.
Ninguno de los 13 hijos de Fritzl, incluidos los seis que vivían con su hija en el sótano, han querido ir a visitarlo a la cárcel. La explicación que él encuentra tiene tintes conspirativos, y culpa al Estado austriaco de ello.
Fritzl, que está condenado a cadena perpetua, sale a pasear al patio de la prisión, custodiado por dos guardias para evitar que los otros internos lo agredan. Pasa el día cuidando de sus tomates y pimientos, que cultiva en su celda, y ve mucho la televisión. Su programa favorito en la serie de humor Dos hombres y medio, que protagoniza Charlie Sheen. "El hijo pequeño me recuerda a mi hijo. Además me hace reír. Estar todo el día triste destruye el alma", concluye el hombre "famoso en todo el mundo".
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