China sube los tipos de interés por primera vez desde 2007, hasta situarse en el 5,56%

El subdirector del FMI, John Lipsky (dcha), junto a Yi Gang (izqda), vicepresidente del Banco Popular de China, tras la reunión mantenida este lunes en Shanghái.
El subdirector del FMI, John Lipsky (dcha), junto a Yi Gang (izqda), vicepresidente del Banco Popular de China, tras la reunión mantenida este lunes en Shanghái.
EFE
El subdirector del FMI, John Lipsky (dcha), junto a Yi Gang (izqda), vicepresidente del Banco Popular de China, tras la reunión mantenida este lunes en Shanghái.

China anunció este martes incrementar en un 0,25% los tipos de interés básicos, que pasan a situarse en el 5,56%, en la primera subida ordenada desde 2007, antes de la crisis, y destinada a enfriar la inflación y la inmobiliaria.

En un comunicado publicado en su página web, el Banco Popular de China (PBOC, Central) anunció esta medida, que entrará en vigor este miércoles, día 20, junto con el incremento de la tasa de depósitos bancarios, que también ascendió otro cuarto de punto, hasta el 2,50%.

Se trata del primer movimiento de los tipos de interés del Gobierno chino ante las presiones de la inflación doméstica, que en agosto alcanzó el 3,5% interanual y cuyas perspectivas para septiembre son todavía más elevadas.

La boyante recuperación económica (China creció un 10,3 por ciento en el segundo trimestre y está a la espera de los datos del tercer trimestre, que se publican el jueves) está disparando los precios por encima de lo previsto.

En este contexto, se han sobrepasado holgadamente los objetivos marcados por el Gobierno chino a principios de año, que contemplaban un avance del PIB del 8% y un IPC de alrededor del 3%.

El nuevo ajuste se produce en plena batalla del régimen comunista para evitar una excesiva liquidez de la economía, que provoca la creación de burbujas especulativas.

Una subida de impacto "limitado"

Pekín se había resistido hasta la fecha a encarecer el dinero, aunque había combatido la inflación con cinco subidas en lo que va de año en el ratio de reservas bancarias, que se han disparado hasta el 18%. Así, por ejemplo, la vivienda lleva años encareciéndose anualmente por encima de los dobles dígitos, y algunos economistas locales advirtieron que ya ha alcanzado un nivel crítico desde el punto de vista social, ya que su precio es 20 veces superior a los ingresos anuales por familia.

Profesionales de la banca internacional en Pekín señalaron que la medida está destinada a drenar la economía y a frenar el crédito y los préstamos.

De hecho, el PBOC ordenó a los bancos chinos restringir el crédito para 2010 a los 7,5 billones de yuanes (1,1 billones de dólares), frente a la cantidad récord de 9,59 billones de yuanes (1,4 billones de dólares) prestada el pasado año.

La directriz se ha seguido, como demuestra el hecho de que los créditos otorgados en los ocho primeros meses del año suman un total de 5,70 billones de yuanes, un 30% menos que en el mismo período de 2009.

Las mismas fuentes interpretaron esta subida de 25 puntos básicos como un aviso que tendrá un impacto "limitado", ya que serían necesarios como mínimo otros dos incrementos del mismo alcance para repercutir realmente en la cantidad de dinero circulante en China y en un fortalecimiento del yuan, la moneda china.

La antesala de una guerra comercial

Por su parte, Yin Jianfeng, del Instituto de Finanzas y Banca de la Academia China de las Ciencias Sociales, defendió que la subida obedece a dos esferas: el ámbito nacional y el marco internacional. "Por un lado, el Gobierno quiere combatir las burbujas del sector inmobiliario y bursátil, a la vez que manda una señal a los mercados internacionales recordando que su política monetaria es abierta", apuntó Yin, en una entrevista telefónica.

En medio de las presiones occidentales, China anunció el 19 de junio que flexibilizaba la cotización del yuan, pero Washington denunció que la divisa todavía sigue artificialmente baja. De hecho, EE UU se ha planteado acusar formalmente a Pekín de manipular su moneda, lo que obligaría a negociaciones bilaterales o, en último extremo, a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que podría desembocar en una guerra comercial entre las dos potencias.

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