Las llamas se iniciaron en la segunda planta del palacio de Salazar, un edificio del siglo xvii, patrimonio de la humanidad y lugar de la sede del Obispado. Después se extendió por la librería diocesana.
Diversas dotaciones de bomberos, por tierra y por aire en helicópteros, intentaron ayer sofocar el incendio lo más rápido posible. A pesar de ello, la alcaldesa de La Laguna, Ana Oramas, dio «por perdido» ayer el patrimonio. El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, dijo que lo perdido «no tenía precio».
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