Este sábado se celebra la onomástica de dos santos cántabros que murieron en 1934

San Román nació en 1910 en la calle Cisneros y fue canonizado por Juan Pablo II en 1999 junto a San Manuel Seco, otro cántabro
Altar con San Román
Altar con San Román
OBISPADO
Altar con San Román

Este sábado, 9 de octubre, se celebrará, a las siete y media de la tarde, una misa solemne en la iglesia de San Francisco de Santander, con motivo de la onomástica de dos santos cántabros, San Román Martínez (Santander, 1910-1934) y San Manuel Seco (Celada Marlantes, 1912-1934), ambos canonizados por Juan Pablo II en noviembre de 1999.

Estos religiosos, miembros de las Escuelas Cristianas de La Salle, fueron martirizados en la localidad asturiana de Turón, un 9 de octubre de 1934.

El motivo de celebrase esta misa en la santanderina Iglesia de San Francisco de Asís, estriba en que San Román nació en el número 52 de la calle Cisneros y recibió en este templo su bautismo, así como los sacramentos de la primera Comunión y de la Confirmación.

Además, en esta ocasión la fecha tiene particular relieve, ya que este año coincide con el primer centenario del nacimiento de san Román (1910), destacó el Obispado.

Por este motivo, la Comunidad de los Hermanos de La Salle y el presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos, José Madrazo, han animado a los fieles diocesanos a que "asistan a la Eucaristía de este sábado; sobre todo a aquellos que estudiaron en los colegios que esta Congregación posee en Santander y en Los Corrales de Buelna".

El año pasado, coincidiendo con su memoria litúrgica, el obispo de Santander, Monseñor Vicente Jiménez, bendijo una estatua en memoria del san Román que quedó instalada en la iglesia de San Francisco.

La ejecución de la escultura fue iniciativa de la Asociación de Antiguos Alumnos, en colaboración con la comunidad de los Hermanos de Las Escuelas Cristianas del colegio de Santander.

La imagen fue tallada por la escultora Diana García Roy, una artista madrileña que tiene ejecutadas varias obras, en Roma. La imagen, de 1,80 metros de altura, se modeló para que reflejara tres atributos del santo: su vinculación a las Escuelas Cristianas de La Salle mediante su hábito talar; la rama de Palma que porta como símbolo del martirio que sufrió por su fe, y el libro que sostiene como atributo de maestro educador de niños y jóvenes.

Por otro lado, los miembros de la asociación de Antiguos Alumnos han mostrado su deseo de realzar y difundir la existencia de la Capilla que los dos santos de La Salle poseen en el interior de la catedral de Santander, donde reposan sus reliquias desde 2001.

Santos nacidos en cantabria

La Diócesis posee un tercer santo canonizado y vinculado a Cantabria, el dominico San Francisco Díaz del Rincón, que está ligado al pueblo de Casar de Periedo (Cabezón de la Sal) y que murió como misionero en China, en 1748.

En la parroquia de esta localidad cántabra posee una imagen que data de 1893, año en que fue beatificado. El 1 de octubre de 2000, Juan Pablo II canonizó a San Francisco Díaz y quedó así elevado a los Altares. Su memoria litúrgica se celebra cada 3 de junio.

Por su parte San Román Martínez nació en la calle Cisneros de Santander el 6 de mayo de 1910 y fue bautizado en la parroquia de San Francisco de Asís, de la capital. Sus padres se llamaron Román y Teresa. El padre, de profesión militar, murió pronto por lo que la viuda quedó al cuidado del niño y de otros dos hermanos más pequeños.

Tomó el hábito como Hermano de La Salle en el año 1926 y recibió el nombre religioso de 'Hermano Augusto Andrés'. Quienes le conocieron lo describen como "un educador valiente y elegante". La elegancia espiritual y humana de "una personalidad firme, serena y decidida que no le permitió apartarse del camino que Dios le había señalado".

Por su parte, San Manuel Seco nació en Celada Marlantes (Campoo de Enmedio) el 4 de octubre de 1912 y fue bautizado en la parroquia del mismo pueblo.

Sus padres, Pío y Catalina, formaron un hogar en el que crecieron cinco hijos: cuatro chicos y una chica. Vistió el hábito de Hermano en 1929 con el nuevo nombre de 'Aniceto Adolfo'.

Los testimonios recogidos en su causa de canonización aseguran que San Manuel Seco fue "un educador piadoso de mirada angelical" y el más joven del grupo de los mártires de Turón.

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