La Junta declara monumento la Ermita de Nuestra Señora del Castillo en Pedroche

La iglesia, ubicada en la cota más alta de la localidad, destaca por su monumentalidad y por las pinturas murales tardogóticas que alberga

El Consejo de Gobierno de la Junta ha acordado inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la tipología de monumento, la Ermita de Nuestra Señora del Castillo en Pedroche (Córdoba). Este templo, construido probablemente entre los siglos XIV y XV, destaca tanto por la monumentalidad de su estructura como por las pinturas murales tardogóticas que alberga, descubiertas en 1995.

Emplazada en la zona más alta de la localidad, en el solar del antiguo castillo árabe, la ermita forma parte de un complejo monumental integrado además por la Iglesia Parroquial de El Salvador, construida a principios del XVI, y la torre renacentista del mismo siglo, obra de Hernán Ruiz II y Juan de Ochoa y declarada monumento nacional en 1979.

De acuerdo con el esquema de las iglesias construidas tras la conquista cristiana, el edificio presenta planta rectangular, de una sola nave sostenida por un sistema de contrafuertes y con ábside cuadrangular. De su aspecto de fortaleza, con escasez de ventanas, gruesos muros y grandes contrafuertes, los especialistas deducen que fue el recinto religioso del antiguo castillo árabe una vez cristianizado.

El templo tiene dos puertas. La lateral se ubica en el muro norte y la principal a los pies de la fachada oeste, que domina sobre una considerable rampa de acceso y termina en espadaña-campanario de cubierta a dos aguas. Ambas portadas presentan adornos de piedra de estilo árabe y sus portalones de madera se cobijan bajo un arco apuntado en el caso de la principal y de medio punto en la lateral. La esquina noroeste del edificio se apoya en una roca de granito emergente sobre el nivel de la plaza.

Iglesias de la mesta

El espacio interior se caracteriza por su secuencia de seis arcos apuntados o diafragmas de ladrillo, que sustentan la cubierta a dos aguas. Este rasgo estilístico de tradición gótica es propio de las llamadas iglesias de la Mesta, localizadas en las antiguas cañadas que introducían el ganado desde Castilla y León a Andalucía.

En cuanto a las pinturas murales de la ermita, probablemente del siglo XVI, su interés deriva de la escasez de este tipo de obras dentro del periodo tardogótico. Ocupan buena parte de los muros del inmueble y, a la espera de su restauración, actualmente se encuentra en su mayoría ocultas bajo varias capas de cal.

Para preservar la conservación y correcta visualización del monumento, el decreto de inscripción en el Catálogo del Patrimonio Histórico establece, finalmente, un entorno de protección que abarca espacios públicos y privados de la Plaza de Santa María y de las calles Santa María, Iglesia, Castillo y Gran Capitán.

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