Desalojan un edificio tras agrietarse por unas obras

Está en la calle Poeta Quintana y sus catorce vecinos no podrán regresar a sus casas hasta el martes. Al lado están construyendo un aparcamiento.
La aparición de grietas en un taller mecánico y en algunas de las viviendas del número 25 de la calle Poeta Quintana de la ciudad de Alicante causó ayer la alarma entre los vecinos. El motivo es la construcción de un garaje en un solar colindante que «ha escarbado los cimientos», según el presidente de la Comunidad, Enrique Llorca.

Bomberos y agentes de la Policía Local de Alicante ordenaron el desalojo, en un plazo de siete horas (expiró a las cinco de la tarde), de los 14 vecinos del edificio y de  los trabajadores de un taller mecánico y una tintorería de los bajos. La medida es preventiva, según la Policía Local y Bomberos y no hay riesgo de derrumbe.

Seis días fuera de casa

Sin embargo, los vecinos no podrán regresar a sus viviendas hasta el martes y dormirán en un hotel. Igual que los tres comercios afectados (el taller de motos, la tintorería y una clínica de prótesis dentales), que deberán cerrar sus puertas hasta que se apuntale todo el edificio.

La inquietud no es sólo de los inquilinos, ya que algunos vecinos de edificios cercanos, como María Hernández, comentó que sentía «mucho miedo».

Viviendas centenarias en peligro

El edificio desalojado ayer en Alicante tiene alrededor de 100 años, al igual que los dos últimos que se derrumbaron en noviembre de 2005 en Alicante, en las calles Santa Lucía y Cienfuegos. En estos casos, los edificios tenían al lado construcciones en marcha y exponían una de sus paredes medianeras al aire. Urbanismo ha dado orden de derribo a tres inmuebles del Casco Antiguo por riesgo «inminente». Y otros 15 tienen órdenes municipales de reparación de estructura.

Elisa Hernández. Afectada. «Tengo muchísimo miedo. Nos han dicho que podremos volver el martes, pero no lo tenemos claro. Tenemos que sacar toda la ropa y toda la comida que teníamos en la nevera. No sé qué va a pasar».

Antonio Oliva. Mecánico. «¿Qué voy a hacer ahora con las 20 motos del taller que todavía no hemos arreglado? Esto es una vergüenza. Y además no nos han dado soluciones para que podamos seguir trabajando. Tendremos que cerrar».

Carmen Gracia. Dueña de un local. «Esto es una injusticia, ya se veía venir. Nos han dicho los vecinos que pidieron un informe y dijeron que el edificio estaba en buen estado. Es indignante que haya sido mi hijo quien se haya dado cuenta de las grietas».

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