Investigadores cordobeses convierten residuos de cáscara de naranja en metano

Un grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) han obtenido metano a partir de la manipulación de residuos de cáscara de naranja, según se desprende de un artículo publicado en la revista 'Bioresource Technology', (Volume 101, Issue 23, December 2010).
María Ángeles Martín y otros miembros del grupo de investigación
María Ángeles Martín y otros miembros del grupo de investigación
ANDALUCÍA INNOVA
María Ángeles Martín y otros miembros del grupo de investigación

Un grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) han obtenido metano a partir de la manipulación de residuos de cáscara de naranja, según se desprende de un artículo publicado en la revista 'Bioresource Technology', (Volume 101, Issue 23, December 2010).

En una nota, Andalucía Innova indica que el trabajo, desarrollado por María de los Ángeles Martín, José Angel Siles, Arturo F. Chica y Antonio Martín, miembros del Área de Ingeniería Química de la UCO, junto a la empresa Cítricos del Andévalo (Huelva), abriría así una "interesante" vía comercial para la obtención de biogás.

Los investigadores sometieron los residuos a un pretratamiento de extracción de 'D-limoneno', una sustancia natural que se extrae del aceite de las cáscaras de los cítricos y que da olor característico a las naranjas y los limones. El tratamiento mediante el cual se obtiene metano, proceso conocido como digestión anaerobia, consiste en una transformación microbiológica del residuo en ausencia de oxígeno.

De este modo, se generan diversos gases, entre los cuales el dióxido de carbono y el metano son los más abundantes (dependiendo del material degradado). La duración del proceso varía dependiendo de diversos factores, entre los que se destacan la temperatura, el pH del material biodegradado y, fundamentalmente, las características del residuo tratado.

En el laboratorio, comprobaron el rendimiento en metano que se puede obtener a diferentes temperaturas. En este marco, el grupo cordobés introdujo en este proceso microorganismos mesófilos —cuando tiene una temperatura óptima de crecimiento comprendida entre los 20 y los 45 grados centígrados—; y termófilos, aquellos que soportan condiciones extremas de temperatura relativamente altas, por encima de los 45 grados centrígrados, para ver el comportamiento de ambos grupos frente a la degradación de la cáscara.

"Los resultados del trabajo mostraron la conveniencia de realizar el proceso en condiciones termófilas para tratar estos residuos ya que la tasa de producción de metano, la velocidad de transformacióny la biodegradabilidad fueron más altos que en condiciones mesófilas", han subrayado los investigadores.

Según la FAO, la producción mundial de naranja en 2007 se estimó en 63 millones de toneladas, de los que un alto porcentaje de esta producción (70%) se utiliza para la fabricación de zumos y mermeladas. Por otro lado, aproximadamente el 50-60 por ciento del procesado de la fruta se transforma en residuos, formados por cáscara y pulpa.

"Aunque los residuos de cáscara pueden ser reutilizados para una amplia variedad de propósitos, hasta hace relativamente poco no ha habido métodos de eliminación satisfactorios. Por otro lado, los subproductos obtenidos en la fabricación de piensos animales generan aguas residuales altamente contaminadas que se evitan con este nuevo proceso", según la investigadora María de los Ángeles Martín.

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