El debut del español Lluís Galter, 'Caracremada', sorprende en Venecia

  • Cuenta la historia de un guerrillero antifranquista.
  • Galter ha planteado la cinta de manera radical: generosos planos fijos, ausencia de diálogos y acción fuera de cámara.
  • "Quería mostrar la épica de la vida cotidiano, de las pequeñas cosas, de la lucha constante", ha explicado.
Un fotograma de la película 'Caracremada'.
Un fotograma de la película 'Caracremada'.
Archivo
Un fotograma de la película 'Caracremada'.

El segundo asalto del cine español en la Mostra de Venecia se produjo en la tarde de ayer domingo. Pero a diferencia de las grandes estrellas con las que el festival italiano reclama su cuota de protagonismo en los medios a diario, el de ayer era un estreno de pequeños nombres. Por un lado, Lluís Galter, director novel de 27 años. Del otro, Caracremada, la cinta con la que se ha plantado en el certamen y en la que repasa la vida de un maquis en los años posteriores a la Guerra Civil.

Empecemos por los hechos. Caracremada fue un guerrillero anarquista que actuó contra el régimen franquista hasta 1963, año en el que los agentes de la Guardia Civil le abatieron. Su principal arma contra la dictadura fue una sierra. Su objetivo: torres de alta tensión. "El hombre serrando una torre es una imagen literal y simbólica de esa situación", añade Galter.

El joven realizador, que debuta con este largometraje, ahonda en la cara menos conocida de los guerrilleros que combatieron al sistema desde la soledad de los montes y los bosques. "Quería contar la imagen de un hombre solo, en el bosque, resistiendo de manera pobre. Hay una historia en los libros, en la que no se le da importancia a muchos de estos hombres. Me gusta contar la historia como lo habría hecho él, con imágenes y sonidos", ha explicado ante la prensa.

Porque precisamente, y aunque suene a perogrullo, es a base de imágenes y del, poderoso, sonido de una sierra, como se vale Galter para relatar esta aventura biográfica. No hay diálogos y la acción transcurre casi en su entera totalidad, fuera de cámara. Esta aproximación a un tipo de cine más experimental no es una declaración de intenciones, según Galter, si no más bien una forma de "adaptarse" a la historia: "Era la filosofía que esta película necesitaba, pero no me considero un abanderado contra el cine de acción. Al contrario, creo que Caracremada es una película de acción a su manera", ha asegurado.

La otra cara del guerrero

En esta falta de acción de la película se esconde otra de las grandes intenciones de Galter al retratar a Caracremada, explorar el lado cotidiano de la leyenda frente a la epicidad que se le otorga a otros personajes de la época. "Quería explicar al personaje a través de sus acciones, de la resistencia cotidiana, casi como una forma de vida", ha relatado. Una forma de vida eso sí, que tiene también su épica para el realizador: "La épica de las pequeñas cosas y de los gestos del día a dá y de la lucha constante".

Dentro del pequeño equipo de la película, unas 80 personas, la actriz Aina Calpe pone cara al único personaje femenino de la cinta. Personaje que, para más señas y siguiendo la lógica de Caracremada, no pronuncia una sola palabra: "En mi primer trabajo ya hablaba poco y estaba en pantalla en casi todo el metraje. Para la segunda he decidido no decir nada", comenta entre risas. Aunque valora: "Trabajar desde el silencio es muy agradecido. La gente habla demasiado. La resistencia está en el silencio, es una forma de lucha".

Recibida con buenas críticas, Caracremada inicia su aventura festivalera en Venecia, con próxima parada en San Sebastián. Galter, que reconoce no estar "en su salsa" en el entorno del certamen, aún no asume su estancia en el Lido: "Estar ahora aquí... en un festival. No nos lo imaginábamos. Esto [Caracremada] lo empezamos entre cinco personas y venir aquí, con todo el equipo y que la película haya gustado, es abrumador".

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