El Ayuntamiento insistió ayer en que en la zona no se instalarán vallas ni se pondrán carteles advirtiendo del peligro que supone acercarse al mar. En este sentido, los vecinos explican que las rocas de Labañou son peligrosas y atribuyen a la irresponsabilidad ciudadana buena parte de los accidentes.
En cualquier caso, desde el Gobierno local recuerdan que cualquier actuación en estos terrenos es competencia de la Demarcación de Costas, organismo que tendrá la última palabra.
Antonio Naya, un pescador de 58 años, fue la última víctima mortal de la costa coruñesa. Falleció el pasado sábado tras resbalar y caer al mar. Es la segunda muerte en ocho días, ya que el 1 de enero perdió la vida un turista holandés que hacía fotos cerca del Millenium.
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