Casi 6.000 menores extranjeros han participado desde el año 2001 en los programas de estancias temporales con familias aragonesas. Estas iniciativas, impulsadas por fundaciones y entidades sin ánimo de lucro y financiadas por el Gobierno de Aragón, tienen como fin la escolarización, el tratamiento médico o el disfrute de unas vacaciones de los menores.

Desde el Departamento de Servicios Sociales y Familia se apoya esta actividad por razones humanitarias. Como afirma la consejera de Servicios Sociales y Familia, Ana Fernández, "lo que tienen en común estos programas y que ha llamado a la solidaridad aragonesa, son las especiales dificultades en las que viven muchos niños, provocadas por los conflictos bélicos, por la pobreza o por las condiciones ambientales en las que viven".

En concreto, desde Ucrania y Bielorrusia, han llegado a Aragón 4.000 niños en los últimos 10 años. Las secuelas del accidente de la central nuclear de Chernobyl, todavía existen e influyen en la calidad de la alimentación de los pequeños. En sus estancias con familias aragonesas disponen de alimentos y leche frescos, lo que influye de manera beneficiosa en su salud, destaca el Ejecutivo aragonés.

Las organizaciones que trabajan con las familias en esta zona son la Asociación Asistencia a la Infancia, el Patronato Anade, la Asociación de Solidaridad y Acogida Niños de Chernobyl, la Asociación Esperanza española, Sonrisas de Papel y Sonrisas Solidarias de Aragón.

Las familias aragonesas, a través de estos programas han acogido a unos 1.400 niños saharauis. A través del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, Um Draiga, ASAPS y las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui de Huesca y de Teruel,

Alouda y lestifta.

Entre los años 2001 y 2008 y a través de la entidad Tauste Solidaria con Bosnia unos 100 niños participaron en un programa de estancias temporales. Ghana e Irak son también los países de procedencia de cuatro niños que han convivido con familias aragonesas en los últimos años.

El desarrollo de estos programas está previsto en el Reglamento de la Ley 4/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros en España. Esta norma recoge expresamente que la estancia de estos menores no tiene por objeto la adopción, y el compromiso de las familias de favorecer el retorno de los niños a sus países de origen.