El director general de Aguas ha hecho estas declaraciones en la visita a uno de los puntos de control, en este caso el instalado en el municipio de Baños de Río Tobía. En el acto también han participado el presidente del Ejecutivo regional, Pedro Sanz, y el alcalde del municipio, Javier Loza.

Infante ha explicado que los principales agentes contaminantes de las bolsas de agua subterráneas son los nitratos usados por los agricultores para el abonado agroquímico y "la propia salida de fluentes de la ganadería". Según ha afirmado, el control de las aguas permite observar la "evolución a lo largo del tiempo de la concentración de nitratos" y la detección de las causas que generan la hipotética contaminación.

La contaminación por nitratos ocurre de forma progresiva. En este sentido el director de Aguas ha explicado que "tiene que haber un período muy largo de transición desde que el agricultor deje de abonar de una forma desmesurada" hasta que las concentraciones de nitratos se reduzcan.

De todos modos, Infante ha explicado que "en los lugares donde ha habido mayores concentraciones y el agricultor ha tomado conciencia del problema" los índices se han ido reduciendo progresivamente. Por otro lado, a pesar de que la calidad de las aguas riojanas es "bastante buena, sí hay puntos dónde hay una concentración un poco alta", aunque con "poca agua" y sin representatividad.

Por su parte, Pedro Sanz ha explicado que el objetivo de su Gobierno es que "la comunidad tenga un desarrollo sostenible y sostenido" a fin de "dejar a las generaciones venideras una región en mejores condiciones que la que nos hemos encontrado".

En la misma línea ha resaltado la importancia de "la vigilancia de algo tan básico" y con consecuencias sanitarias "como es el agua, desde el punto de vista del consumo y del riego".

En una nota informativa el Ejecutivo regional también ha recordado que la construcción de los 32 controles de aguas ha supuesto una inversión de 150.000 euros.

Los puntos de control consisten en un 'piezómetro hidráulico', un aparato que mide el grado de compresibilidad de los líquidos y con el que se controla la cantidad y calidad de las aguas de los acuíferos riojanos.