Laura Bodó «me gusta vivir como si fuera a morir mañana»

Laura Bodó (24 años) nació en Hungría. Vive desde los 4 en España. Estudia piano y grabado, canta, toca el chelo, dibuja y hace fotos. No se permite la quietud: «Vivo para hoy. No pienso en mañana. ¿Quién sabe qué va a pasar?».
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En la cabeza de Laura Bodó hay muchos mundos. Uno por cada minuto que pasa sentada en el autobús, tocando el piano, mirando un puñado de servilletas sobre la mesa... No le basta el tiempo de una sola vida. Enumera una larga lista de profesiones, como si estuviera sentada en las rodillas de un Rey Mago: «Quiero ser pianista, cantante, grabadora, pintora y fotógrafa. Tengo pensado qué hacer en la próxima vida: tocaré el laúd, seré bailarina, patinadora artística, gimnasta... Creo que con la segunda vida tampoco me llegará».

Sin el arte, Laura no sería. Es probable que ni siquiera existiese. Su banda sonora es una sonata. Sus padres son pianistas y a ella le quedan 3 años para licenciarse en el conservatorio. Además, estudia grabado, hace fotos, dibuja y toca el chelo por su cuenta.

Nació en Pécs (Hungría), pero vive en España desde los 4 años. De pequeña, mientras su padre tocaba, Laura jugaba con su juguete favorito, un gusano de colores, bajo el piano de cola, para escuchar las notas saliendo a través de la madera. Ahora se siente la misma, pasa horas tocando en las cabinas de ensayo. Para entrar en la pieza que interpreta, imagina una historia que recrea cuando toca. Ahora está practicando Funerailles, una pieza de Liszt. Imagina una película completa: en un pequeño pueblo vive una madre, su único hijo, que acaba de morir, es trasladado en el ataúd. Laura inventa los recuerdos de la mujer, el dolor... Los dibujos mentales la ayudan con la partitura.

Le aterra perder el tiempo, el reloj avanza y ella lo mira con desdén. Quiere vivir hasta los 98 años: «100 sería demasiado y el 99 no me gusta. Lo que me da miedo es morir sin haber hecho todo lo que quiero. Pintaré y tocaré hasta que mi cuerpo lo permita».

Esta mañana, Laura se levantó a las 5, como todos los días. Al incorporarse sufrió un mareo tan grande que se cayó. En urgencias le dijeron que era agotamiento. Una palabra desconocida para Laura Bodó, que, citando a Ghandi, quiere «vivir como si fuera a morir mañana y aprender como si fuera a vivir para siempre».

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