PRIMERA ESCENA: Musical Pegados. Teatro Arenal de Madrid. Chico y chica se conocen en una discoteca. Chico y chica se van a echar un polvo al baño. Pim pam. Hasta aquí, lo habitual. La trama se enreda cuando descubren que se han quedado enganchados y se ven obligados a acudir a urgencias, donde deberán pasar un largo rato pegados a la espera de que los atiendan. Pero como el médico es, a su vez, el pianista y director musical del espectáculo, estará ocupado hasta que termine la función.

El texto de este musical que huye de los clichés del género es de Ferrán, actor protagonista; junto a Alicia Serrat (coprotagonista a la que sustituye actualmente Elena Medina, nuestra novia), ha escrito todas las letras y música de Pegados. «La mayoría de las veces no nos da tiempo a descubrir de verdad a la persona que acabamos de conocer. Nunca podremos saber si es nuestra media naranja o no», comenta Ferrán. Su personaje, según Elena, «no se calla nada, y eso me pone muy nerviosa. Ella es mucho más seca y quiere calcularlo todo; además, no le gusta que invadan su espacio personal, así que la situación le resulta muy embarazosa».

ENTREACTO: Showroom Brand Group, en el barrio de Chueca. Ferrán y Elena son ahora los protagonistas de una broma pesada: vamos a vestirles de novios. «Para un chico es más normal llevar traje, aunque nunca me había puesto un esmóquin», dice Ferrán mientras estrechamos su traje con alfileres. «Si me casara no me vestiría de blanco», sentencia Elena; «una vez me puse el vestido de novia de mi madre, pero como era muy hippie no tiene nada que ver con éste...». Reconocen que da impresión pero, como actores, se sienten igual que si se hubieran caracterizado para un nuevo papel.

¿Sería posible el matrimonio entre los protas de Pegados? «Creo que los demás no lo entenderían», responde Ferrán, «serían como estas parejas que se llevan a matar pero parece que van a estar siempre juntos. Funcionaría por el contrapunto». Elena señala que su personaje «siempre dice no, pero al final hace lo que él le pide». «La tendría que engañar y que al llegar a la cita se encontrase con mil invitados en una iglesia esperándola», añade Ferrán.

ESCENA FINAL: Ya desvestidos y despojados de sus personajes, pedimos a Ferrán y Elena su opinión personal sobre el sagrado sacramento del matrimonio. Elena: «Me parece bien para quien crea en ello, si me casara sería por locura y más como un trámite. Nunca se sabe si va a ser para siempre. Pero niños, todos los que vengan».

Ferrán: «Sólo me interesa por las facilidades legales». «Yo te lo pedí una vez en Facebook y me dijiste que sí», confiesa Elena. La Iglesia debería plantearse aceptar las bodas virtuales.