A pesar de que la Universidad ha prohibido celebrar este macrobotellón navideño en el campus del Actur, la afluencia a esta fiesta prenavideña fue un éxito. «Es normal que no nos dejen estar dentro del recinto, porque dejamos todo perdido. Pero no van a acabar con la champanada. Es una tradición», explicaba Ana, estudiante de 19 años.
Este año, el control de la universidad ha sido más estricto. Unos 20 agentes de seguridad vigilaron el acceso al campus durante el día. A los que querían entrar les pedían el carné universitario e incluso registraban bolsos y mochilas.
Alcoholemia
Además, cinco patrullas de la Policía Local permanecieron en la zona para realizar controles de alcoholemia, instalar radares y evitar cualquier altercado.
«Bebemos mucho, pero hay muy buen ambiente. Te encuentras con muchos compañeros y conocidos. Es genial», contaba Chuski, mientras bebía calimocho a las 11 de la mañana.
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