La fuerte, hermosa y firme historia de amor de una pareja, que dura más de medio siglo (de 1945 a 2005), sirve a José María Guelbenzu para, además de hacer una crónica moral de la España de aquel tiempo, darnos una reflexión sobre el poder del esfuerzo y la fuerza de la voluntad en lo que anuncia el título: El amor verdadero (Siruela).

Se lo tengo que preguntar: ¿Cuál es el amor verdadero?

Eso quisiera saber yo... Es una metáfora de las cualidades verdaderas de una pareja: no sólo afecto y sexualidad, también la voluntad y el deseo de salir adelante.

¿Sólo el amor nos salva?

Muchas cosas, pero el amor es decisivo, porque es el antídoto contra la soledad concebida como una dureza. El amor es el mejor antídoto, mejor incluso que la amistad. Es más intenso, pero también es más comprometido.

¿Por qué mayo del 68?

Porque sólo escribo de lo que conozco y para mi generación es uno de los grandes acontecimientos. Fue una revuelta de los estudiantes contra un mundo que detestaban, un mundo que supuestamente estaba hecho para que fueran felices. Un movimiento juvenil como aquél no ha vuelto a producirse nunca.

¿Es su obra más ambiciosa?

Probablemente. Siempre intento superar a la anterior. Lo que ocurre es que hay novelas que se llevan parte del material que tenías acumulado y otras que lo vacían entero. Esto último es lo que me ha ocurrido: no me queda ni una cartera en el armario.

¿Y cuál es la que más orgullo le hace sentir? O me va a decir que es la que está por hacer...

Me siento orgulloso de todo lo que he publicado. Si no, no lo publicaría. Otra cosa es que un escritor se meta en la siguiente novela porque en la anterior no logró lo que quería y lo vuelve a intentar. Como nunca se consigue todo a lo que se aspira, siempre se vuelve a intentar.

Ha dirigido Taurus y Alfaguara, conoce bien el mundo editorial. ¿Cómo lo juzga actualmente?

He pasado de un mundo en el que los directores literarios de una editorial tenían voz y mando a un mundo en el que los han bajado a la sala de máquinas a echar carbón sin más. Ahora hay grandes grupos y pequeños. Los grandes están dimitiendo de la calidad en buena parte de lo que publican y eso se lo están quedando los pequeños y medianos. "Yo le doy a la gente lo que no quiere leer", decía Samuel Fischer, y eso resume lo que es para mí un buen editor cultural.

¿Echa en falta cosas nuevas?

La novela española sigue siendo naturalista, el problema es que en España el realismo se va al costumbrismo o al naturalismo, que es la zona baja del realismo. La gente no se arriesga al escribir.

Hablando de cosas nuevas, ¿está a favor o en contra del libro digital?

Me parece bien. Rechazarlo es un disparate. Además, el libro en papel no peligra, no desaparecerá. Es un invento mucho menos interesante y decisivo que el papel.