Puede que las campañas de publicidad traten de adaptarse a los horarios laborales de sus clientes o que la competencia les obligue a apretar. Por ejemplo, Telefónica realiza estas llamadas hasta las 22.00 horas entre semana y hasta las 14.00 los sábados.

Bankinter, Movistar,  Jazztel, el RAC o AUNA son algunas de las compañías que realizan este tipo de campañas. Estas firmas suelen escudarse en que las llamadas son responsabilidad de empresas de telemarketing subcontratadas. En cualquier caso, sepa que la ley le reconoce el derecho a no recibir más llamadas. Recurra a la norma que regula la prestación de servicios de comunicaciones electrónicas, el Real Decreto 424/2005 de 15 de abril.

El problema, explican desde la asociación de consumidores FACUA, es que «aunque el reglamento recoge la posibilidad de no recibir más llamadas publicitarias, el texto no dice cómo se debe ejercitar el citado derecho».

Desde esta organización se recuerda que cuando contratamos un servicio, nuestros datos pasan a un fichero que se puede vender. La Ley de Protección de Datos de Carácter Personal de 1999 establece que las empresas deben pedir permiso, aunque no siempre lo hacen. Así, nuestro teléfono queda expuesto al telemárketing... y nuestra paz doméstica a las llamadas intempestivas.

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Los acosos más insólitos

Desde FACUA recuerdan las prácticas de AUNA, empresa de telefonía que ha llegado a dar de alta su servicio a usuarios que no lo habían solicitado y a los que ni siquiera habían visitado o llamado, e incluso a «falsificar algunas firmas». Por su parte, Telefónica ha empezado a enviar junto a sus facturas publicidad a sus clientes. Aunque la práctica se ajusta a la ley, la compañía pidió permiso por carta a los usuarios. Sin embargo, se han dado casos en los que sin autorización el cliente ha recibido esta publicidad.