El telecabina podría mantenerse de forma permanente, según el Colegio de Ingenieros, aunque con coste elevado

Un libro subraya el papel de que desempeñaron los ingenieros industriales en el diseño, construcción y gestión del recinto Expo

El telecabina de la Expo 2008 podría mantener se forma permanente, a pesar de haber sido instalado para tener una vida efímera, según comentó el presidente del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja, Salvador Domingo, aunque advirtió de que su mantenimiento tendría un "coste elevado" por lo que debería haber un compromiso económico para su financiación.

Así lo expresó en rueda de prensa, con motivo de la presentación del libro 'Los ingenieros industriales en Expo Zaragoza 2008', en la que comentó que el telecabina se proyectó e instaló sabiendo que sería desmontado para ser utilizado en una estación de esquí del grupo Aramón.

No obstante, precisó que también podría quedarse en su emplazamiento actual, uniendo la margen derecha del Ebro con el meandro de Ranillas de la capital aragonesa, siempre que "alguien asumiera la financiación" de esta instalación, dijo, para reseñar que la seguridad es "esencial" y, por tanto, el correcto mantenimiento de la misma.

Salvador Domingo subrayó el papel que desempeñaron los alrededor de 200 ingenieros que trabajaron en la Expo 2008, en empresas o individualmente, algunos de los cuales continúan trabajando en las tareas de transformación del recinto que se desarrollan en estos momentos.

Según precisó, la tarea de este colectivo y de otros técnicos ha recibido un reconocimiento local, autonómico y nacional de su trabajo, ya que se aplicaron sistemas novedosos, como la construcción de una trigeneradora, que abasteció a todo el recinto de electricidad, calor y frío, y que permitirá "para muchos años" asegurar el suministro eléctrico de toda esa zona.

Otro de los retos fue crear una infraestructura que permitiera hacer una aproximación al Pabellón Puente o gestionar el uso del Pabellón de Aragón, que además de sumar 1,6 millones de visitantes, recibió a todas las autoridades y altos mandatarios que acudieron a la Expo los 93 días que duró el evento internacional.

Salvador Domingo remarcó el papel del colectivo profesional de los ingenieros industriales, que contribuyó a transformar un meandro en un recinto expositivo en algo más de dos años, consiguiendo acabar las obras a tiempo y que "todo se hiciera según lo previsto", sin problemas importantes durante la celebración del evento.

Por eso, esta publicación es un homenaje a todos estos profesionales, que proyectaron y construyeron saneamientos, obra civil, estructuras, elementos mecánicos y de transporte, suministro de energía y agua, telecomunicaciones e instalaciones de seguridad.

No obstante, reconoció que la postExpo se ha caracterizado por "una tremenda crisis" económica, que "está siendo dura", y que en este colectivo profesional afecta en la reducción del número de encargos y que ahora podría suponer una paralización de proyectos ya iniciados, recordó. "La postExpo no ha sido favorable", apostilló.

Perfecta obra de ingeniería

Uno de los coordinadores del libro, el periodista Ángel de Uña, aseguró que la Expo 2008 fue "una perfecta obra de ingeniería industrial" y una demostración de que los ingenieros industriales que intervinieron conocen y dominan la alta tecnología.

De Uña, junto con el ingeniero industrial Carlos Carvajal, el otro coordinador de la publicación, han ordenado esta obra en función de cuándo se pusieron en marcha los proyectos y de su contenido, con apartados sobre agua, energía, tensión débil, obra civil, infraestructuras, movilidad y transportes, gestión, instalaciones, seguridad y control de calidad.

El libro, que incorpora material fotográfico de Javier Romeo y Javier Pardos, se inicia con la preparación de las instalaciones y el desarrollo de las infraestructuras generales del meandro de Ranillas y del recinto Expo. Después, se recoge los estudios iniciales de cuantificación de las necesidades.

Le siguen los proyectos y realización de avenidas y plazas temáticas, subestaciones de transformación y líneas de control de construcción; el trabajo en el Servicio de Instalaciones del proyecto Expo; el proyecto de construcción de la trigeneradora; y la construcción de subestaciones, centros de transformación y circuitos de distribución para el transporte de electricidad por líneas subterráneas.

También se refleja la contribución de los ingenieros industriales en el abastecimiento de gas canalizado a la Expo, que exigió tender redes de suministro y la construcción de estaciones de regulación y medida; el diseño de plantas solares fotovoltaicas; el desarrollo del transporte vertical; el telecabina como acceso aéreo al recinto; y el uso del hidrógeno como combustible.

Además, se recogen obras de acceso al recinto y estructuras prefabricadas y la participación de los ingenieros en la construcción del Iceberg, el espectáculo que más número de personas visitó de la Expo, que poseía un complejo sistema de control de movimiento de estructuras.

El funcionamiento del acuario; un plan de gestión del Pabellón de Aragón; las instalaciones de la Torre del Agua; el Pabellón del Agua Digital; y la aplicación de medidas prevención y el control de la seguridad también fue tarea de ingenieros industriales.

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