En principio, el acuerdo consistía en la compra de tres reses de vacuno por un importe de 2.202, de los que abonó en el momento de la entrega un total de 417 euros.
El acusado manifestó que el resto lo cumpliría con un pagaré, por un importe de 1.785 euros, fondos que luego el banco confirmó que no tenía. Para entonces, F.G.C. ya tenía en su poder el ganado, que se había llevado en un camión.
Para el condenado, lo que sucedió en realidad fue un incumplimiento civil y no una estafa, ya que, según alegó, pensaba disponer de fondos en el momento del cobró y, por tanto, no extendió el citado pagaré sabiendo que iba a carecer de dinero.
La Audiencia incide en que el acusado se presentó como tratante de ganados y aparentó ser una persona "solvente y cumplidor", además de conocedor de las costumbres de pago entre los ganaderos de la zona, motivo por el cual, pese a que lo habitual es el pago íntegro en metálico, decidió entregar una parte para "vencer las reticencias" del vendedor.
Pero en realidad, la cuenta bancaria no había tenido ningún tipo de movimiento en los dos últimos años, y el condenado realizó todos los trámites, incluyendo la baja de las reses en la explotación del denunciante, en el mismo día.
Esta sentencia rechaza un recurso contra un fallo anterior e impone al condenado una pena de dos años de prisión y una indemnización por importe de 1.838 euros al ganadero estafado.
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