En ambos casos, según fuentes de la Delegación del Gobierno, los pescadores furtivos practicaban pesca submarina en las reservas integrales de El Carallot (Columbretes) y Hormiga Grande (Cabo de Palos).
En concreto, las reservas integrales son las zonas de las Reservas Marinas que albergan los fondos más sensibles y en mejor estado de conservación, así como los lugares de cría y alevinaje cuya regeneración se fomenta con esta figura de protección pesquera.
Por esta razón, la pesca furtiva reviste una especial gravedad, ya que su objetivo son los ejemplares de mayor tamaño y de mayor potencial reproductor.
En consecuencia, su captura representa una importante amenaza para la regeneración y recuperación de las especies de peces de estas zonas y el llamado "efecto reserva", es decir, la diseminación del entorno de peces que se crían y crecen dentro de las Reservas Marinas, con lo que éstas actúan como viveros naturales para las aguas circundantes.
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