Los reporteros de la cadena británica le han preguntado al doctor cómo es posible que una mujer pueda sobrevivir tanto tiempo bajo los escombros. “Es difícil aceptarlo para la ciencia médica, pero los milagros existen en este mundo”.

Los músculos de Naqsha necesitarán una prolongada rehabilitación; ella está tan débil que casi no puede hablar. Pesa unos 35 kilos, casi la mitad de lo que debe pesar una mujer de su edad. De hecho, aún mantiene la posición fetal en la que fue encontrada.

Con todo, pocas horas después de su llegada ayer al hospital, la mujer tuvo fuerzas para dibujarles una sonrisa a los galenos. Ahora está en un tratamiento de dieta líquida y muestra signos de recuperación.

Dos días sin hospital 

“Ni siquiera la estábamos buscando”, ha declarado a la BBC su sobrino, Faiz Din, que fue el que la encontró ayer.

Su familia se encontraba limpiando el terreno y sacando escombros de lo que fue su casa, en el campo de refugiados de Kamsar, muy cerca de Muzaffarabad, la capital de la Cachemira paquistaní.

Al quitar unas placas de metal, los familiares se encontraron con la pequeña cavidad en la que se encontraba la mujer. Ellos creen que quedó atrapada en la cocina, en un hueco en el que entraba el aire, y cerca de restos de comida y cacharros con agua que quedaron dispersos tras el seísmo.

Cuando la sacaron de ahí, la vieron en tan mal estado que ni siquiera pensaron en llevarla al hospital. No fue sino hasta dos días después, cuando unos médicos Asociación Médica Islámica de Pakistán visitaron el campo de refugiados y vieron a Naqsha.

Ahora necesita una prolongada recuperación, pues aunque es capaz de entender lo que se le dice, sus músculos difícilmente responde. Pero los médicos están convencidos que, con el tratamiento correcto, podrá llevar de nuevo una vida normal.

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