La madre y el padre, ambos de nacionalidad rumana, de una niña de dos años de edad que murió en 2007 por una sucesión de malos tratos —entre ellos golpes, mordeduras y correazos—, han sido condenados a 16 y 14 años de cárcel, respectivamente, al ser considerados autores de delitos de asesinato y de homicidio por un jurado popular en Mérida (Badajoz).

En la sentencia, con fecha del pasado 10 de mayo y firmada por el magistrado de la Audiencia Provincial José María Moreno, quien presidió el jurado, se dan como hechos probados que en octubre de 2007 la madre de la niña, Garoafa Cristina Ribana Adir, sometió a su hija Florina, nacida en diciembre de 2004, a continuados malos tratos físicos como los citados.

Con dichos malos tratos, que se prolongaron al menos durante diez días, causó a la niña pequeña "numerosas lesiones externas en la cabeza, el rostro, el pecho, el abdomen, la espalda, las nalgas, los brazos y las piernas, así como también numerosas lesiones internas en la lengua, la garganta, el corazón, los pulmones, el estómago, el intestino, el páncreas y los riñones".

La muerte de la pequeña tuvo lugar el 4 de noviembre de 2007 en el Hotel de Siberia Serena, a donde fue trasladada desde Talarrubias (Badajoz), donde habían sucedido los hechos.

Se consideran hechos probados también que la madre tuvo la intención de causar la muerte a la niña y que el padre, Vinetu Papan, presenció o tuvo conocimiento de los malos tratos "sin hacer nada por impedirlos".

El fallo que culmina este proceso, que ha acaparado la atención de los medios de comunicación por la brutalidad del atroz crimen cometido y el hecho de que la víctima fuera un bebé indefenso, condena a la madre a 15 años y dos meses de cárcel por asesinato más 1 año y 10 meses por maltrato habitual en el ámbito familiar. En cuanto al padre, se le condena a 14 años y 3 meses de cárcel por un delito de homicidio.

Además, ambos progenitores deberán pagar 120.000 euros en concepto de indemnización a la hermana de la víctima, de edad similar a la víctima. Además, deberá la madre asumir la mitad de las costas del juicio y el padre una cuarta parte.