Fiscal concluye que hubo alevosía en el crimen de Basquiños, que la defensa niega y alega alteración síquica del acusado

Fiscalía cree que no existían los gatos apuntados como desencadenante de los hechos y apunta que intentó "sacar dinero" a la víctima

El fiscal concluyó hoy que "hubo alevosía en el primer momento como en el segundo" en que ocurrió el crimen que acabó con la vida de Manuela B., de 83 años de edad, en junio de 2008 en su domicilio de la calle Basquiños en Santiago después de que su sobrino nieto, José Manuel G.P., le provocase unas heridas en el cuello con arma blanca tras una discusión. Justificó este hecho la Fiscalía en que la mujer "no pudo defenderse de forma eficaz".

"Algo de verdad hay, pero no me creo los detalles", aseguró el fiscal en la sesión final del juicio celebrado ayer y hoy en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña con sede en Santiago, tras la que el jurado deberá deliberar mañana y determinar si se trata de un delito de asesinato, por el que Fiscalía pide 17 años de cárcel, o homicidio como lo califica la defensa.

No obstante, el abogado defensor, Alfonso López Menduiña, plantea sendas eximentes completas por alteración síquica debida a un trastorno mental transitorio y otra por intoxicación plena, debido al consumo continuo y abusivo de alcohol apuntado por el acusado. A esto añadió una atenuante por "miedo insuperable", ya que justificó que la víctima en lugar de salir al patio a pedir ayuda se acercó al agresor.

"Ella pasa la puerta con un palo y llega a donde está mi cliente sin que lo oiga hasta el momento final", señala en relación a lo sucedido después de los primeros cortes sufridos en el cuello por la octogenaria, tras lo que cayó al suelo. En cuanto a la alevosía apuntada por el fiscal, el letrado recordó que el forense que se encargó del levantamiento del cadáver y autopsia afirmó que presentaba heridas "de defensa" en un brazo —moratones y un corte en un pulgar—.

Otra de las divergencias entre fiscal y defensa radica en la función del palo encontrado con manchas de sangre. Al respecto, López Menduiña insistió en que el objeto, de 1,30 metros, fue blandido por la mujer —de 1,60 metros— al tiempo que, según sostuvo el acusado, gritaba "Xosé, te mato". Por contra, el Ministerio Fiscal consideró que "lo utiliza para apoyarse" tras resultar herida la primera vez.

"Creo que andaba mal dinero para financiar sus consumos y, como no lo conseguía, intentó sacarlo a la abuela", manifestó en sus conclusiones el fiscal, haciendo referencia a las carteras con las cremalleras abiertas encontradas en la vivienda y recordó que el acusado admitió el crimen "con los detalles que le favorecen".

"No me creo lo de los gatos", subrayó el fiscal, recordando que los policías no encontraron en el lugar restos de las crías de felinos que José Manuel G.P. dijo que estaban en la vivienda y que la víctima iba a matar, tras lo que, según él, se desencadenaron los hechos.

"El juicio de los gatos no es el juicio de los gatos, es el juicio del pasillo", aseveró el fiscal, tras lo que sentenció que lo que hizo el acusado "muestra peligrosidad, conciencia y frialdad".

Trastorno mental transitorio

Después de rechazar que la víctima estuviera indefensa, por tener un palo, y señalar el su abogado que José Manuel "reconoce desde el primer momento la autoría", precisó que "a raíz de que hay crías —de gatos—" que supuestamente trataba de matar Manuela se produce, según dijo, "un ataque de ira". "Se volvió loco", aseveró y puntualizó en cuanto a la hipótesis de robo esgrimida por el fiscal en sus conclusiones, que por la "falta de pruebas evidente" no fue planteada.

Así, planteó la condición de "enfermo diagnosticado" del acusado e insistió en que el trastorno psíquico agravado por el consumo de alcohol provocó que las facultades volutivas estuvieran limitadas.

Con todo, el letrado solicita una eximente completa por alteración psíquica y otras por intoxicación plena —de alcohol—. En ambos casos propone como alternativa una eximente incompleta. Entre las atenuantes incluye el arrebato u obcecación, la confesión de los hechos y la colaboración con los agentes.

"No es un delincuente habitual", afirmó el abogado defensor, al tiempo que incidió en que presenta "enfermedades patológicas graves, agravadas por el consumo de alcohol". "De la noche a la mañana se le cruzan los cables y mata a una de las personas más queridas", concluyó.

Al final de la sesión, que se prolongó por espacio de más de dos horas y media, el acusado tomó la palabra y pidió "perdón a familiares, amigos y a la sala por los hechos ocurridos".

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