Intentar entrar está mañana al gran teatro Lumière de Cannes ha sido una experiencia similar a coger un avión en Barajas a primera hora de la mañana. Al habitual control de cada día, que incluye inspección de mochilas y detectores de metales, se ha sumado un nuevo equipo de seguridad que ha incorporado cacheos a discreción y un nuevo chequeo de materiales, en el que no se permitía entrar con agua ni alimentos a la sala.

El motivo, la proyección de Hors la loi, la nueva cinta de Rachid Bouchareb y en la que el cineasta trata de manera directa con el conflicto entre argelinos y franceses por la independencia de los primeros. A Bouchareb ya le acusaron antes de empezar el festival de revisionista y algunos sectores de la derecha francesa, el Frente Nacional tiene un amplio apoyo en esta región del país, anunciaron movilizaciones para el día del estreno, es decir, hoy, en señal de protesta.

Pero el gozo de los 1.200 manifestantes del FN y de antiguos soldados destinados a Argelia en los últimos años de la presencia francesa será, como mucho, verse en las páginas de algún diario. Ni han conseguido entrar ni van a conseguir que la proyección oficial de esta noche se vea comprometida.

El realizador, Rachid Bouchareb, conocido por un cine en el que tiende puentes al diálogo intercultural, ya había anunciado en una carta que mando al Festival que no entendía la polémica y que pretendía que su película incitará un debate relajado. Y hoy en rueda de prensa ha vuelto sobre sus palabras: "La cinta no pretende crear confrontación. En todo caso son los expertos los que deben explicar por qué a algunos sectores tienen problemas al revisar el pasado".

Hors la loi se coloca como favorita

Pero por lo que de verdad debería ser noticia Bouchareb es porque Hors la loi es una de las mejores películas que se han proyectado en este Cannes. La historia de tres hermanos argelinos que se encuentran en París a finales de los años 50 para luchar por la independencia de su país es un relato muy ágil, con momentos de gran cine, que llega incluso a recordar a Munich, de Steven Spielberg, pero cuyo mayor problema es una conclusión algo endeble para lo visto hasta el momento.

Junto a Mike Leigh, que casi con toda probabilidad partirá el domingo con todas las papeletas para alzarse con su segunda Palma de oro, Bouchareb va a ser uno de los favoritos para pescar algo la ceremonia de entrega de premios a falta de ver las últimas películas a competición durante el día de hoy y la mañana del sábado.