Aceptan once y nueve años y medio de cárcel por agredir a un rumano que quedó tetrapléjico

Los procesados muestran su arrepentimiento ante el tribunal y piden perdón por lo que hicieron

C.J.C. y D.S.L., acusados de un delito de robo con violencia y lesiones graves ocurridos en Rute (Córdoba) tras dar una paliza a un rumano que quedó tetrapléjico, reconocieron hoy los hechos y aceptaron once y nueve años y medio de cárcel respectivamente.

De este modo, C.J.C., de 23 años, aceptó once años de cárcel, mientras que D.S.L., de 22 años, asumió la condena de ocho años por las lesiones y un año y medio por un delito de robo en grado de tentativa. En principio, la fiscalía solicitaba para cada inculpado un total de 17 años de cárcel, pero finalmente retiró el delito de robo a D.S.L. y estimó para ambos la atenuante de toxifrenia, ya que padecían un adicción moderada al hachís y la cocaína que "alteraba parcialmente su voluntad".

En cuanto a los otros dos procesados, E.L.M. aceptó 20 meses de multa con un coste de diez euros diarios por los delitos de omisión de socorro y el deber de impedir determinados delitos, al igual que F.J.B.P. también procesado por lo mismo y cuya multa se rebajó a seis euros diarios durante igual periodo.

En su declaración, la víctima, Tudorel Listrausescu, que en el momento de los hechos tenía 30 años, manifestó que recuerda parte de lo ocurrido el pasado 30 de marzo de 2008 en Rute, puesto que tras la paliza perdió el conocimiento, aunque sí manifestó que le robaron todo lo de valor que llevaba.

Asimismo, puesto que a consecuencia de la agresión quedó tetrapléjico, señaló que para poder realizar su actividad diaria siempre necesita que una persona esté a su lado y siempre tiene que desplazarse en silla de ruedas.

El suceso se remonta al día 30 de marzo de 2008, cuando sobre las 01,00 horas, el procesado C.J.C. se encontraba en compañía de dos menores, los cuales ya han sido enjuiciados por estos hechos, en un pub de Rute, lugar en el que también se encontraba la víctima en estado de embriaguez.

Una vez que abonó sus consumiciones tras sacar un billete de 50 euros, circunstancia esta que fue advertida por el procesado y los menores, abandonó el establecimiento. De este modo, el procesado C.J.C y los menores le siguieron a pie, dándole alcance en el camino denominado Cerro de la Higuera, momento en el que C.J.C., junto con uno de los menores comenzaron a agredirle, propinándole varias patadas que le hicieron caer al suelo.

Tras incorporarse, le propinaron varios puñetazos que le hicieron caer nuevamente, lo cogieron por los pies y lo arrastraron hasta la cuneta, donde comenzaron a darle patadas y puñetazos y le robaron la cartera que llevaba, huyendo los tres del lugar para regresar a la zona de los pub.

Registro tras la paliza

No obstante, al creer que la víctima podría tener más dinero guardado, volvieron hasta el lugar y comenzaron a agredirlo nuevamente y lo registraron sin que le encontraran nada. Cuando regresaban al pub, se encontraron con cinco menores más, a los cuales les dijeron que "tenían un rumano medio muerto con bastante dinero", desplazándose los ocho nuevamente al lugar, donde se encontraba Tudorel Listrausescu con la mano levantada en demanda de auxilio, auque pese a ello "el procesado y el menor agresor no tuvieron el más mínimo escrúpulo en continuar agrediéndolo y registrándolo", precisa el fiscal en su escrito.

Seguidamente, abandonaron el lugar y fueron a la puerta del pub, donde llegó el otro procesado, D.S.L., que viajaba en un coche con otro menor y tras ser informados de que "tenían a un rumano en el camino con mucho dinero", con el mismo propósito de enriquecerse, se dirigieron al lugar en el que se encontraba el herido. Allí, fue agredido por los dos procesados, pisándole uno la cara con la pierna para inmovilizarle, mientras el otro le propinaba patadas por todo el cuerpo y lo cacheaba. Además, uno de los menores se subió sobre su espalda y comenzó a dar saltos durante un minuto y otro le dio un puñetazo.

En ese momento, apareció un tercer procesado, E.L.M., que viajaba en un coche junto con tres menores que conocían a alguno de los agresores, pero sin embargo, E.L.M, que no participó en la paliza, tampoco comunicó lo que estaba ocurriendo a la autoridad o sus agentes. Una vez regresaron al pub, C.J.C. y D.S., junto con varios menores, decidieron nuevamente acudir a donde estaba la víctima "en su insistente idea de encontrar algo de qué enriquecerse". Allí volvieron a golpearle y uno de los menores saltaba sobre su cuerpo.

Allí, C.J.C. le arrebató entonces un sello de oro y poco después, sobre las 04,00 horas, uno de los menores que intervino en la agresión comunicó al cuarto procesado, F.J.B., su intención de acudir al camino del Cerro de la Higuera en un último intento de obtener algún beneficio ilícito, para lo que le propuso que lo llevara en coche. Accedió a ello F.J.B. y lo trasladó, junto con el procesado C.J.C. hasta el lugar, donde le agredieron nuevamente hasta que, al no encontrar nada, se fueron de allí.

Sin ofrecer asistencia médica

El fiscal considera que F.J.B. pudo observar lo ocurrido y el lamentable estado en el que se encontraba la víctima y no hizo nada para proporcionarle asistencia médica, ni acudir a comunicar los hechos a la autoridad o sus agentes.

A consecuencia de la agresión, Tudorel Listrausescu resultó tetrapléjico, por lo que tuvo que ingresar en el hospital de parapléjicos de Toledo el día 16 de abril de 2008.

Durante la vista oral de hoy, C.J.C. y D.S.L. pidieron perdón ante el tribunal y mostraron su arrepentimiento. D.S.L. manifestó que está rehabilitándose del consumo de drogas para rehacer su vida y espera que lo sucedido haya sido un "escarmiento" para él.

Asimismo, C.J.C. dijo, igualmente estar arrepentido, pidió perdón y dijo que no estaba lúcido cuando cometió los hechos. Finalmente, F.J.B.P. reconoció que actuó mal y que tenía que haber ido a pedir auxilio al presenciar el suceso. De otro lado, el ministerio público expuso que "es tristísimo que se den hechos con este tipo de brutalidad" y sean llevados a cabo por personas tan jóvenes.

Por su parte, los menores ya fueron sometidos a juicio por estos hechos y tres de ellos fueron condenados a pasar cuatro años de internamiento en régimen semiabierto, después de que el ministerio público, la acusación y la defensa llegaran a una conformidad. Además de éstos, otros ocho menores permanecen en libertad vigilada con diferentes tipos de tratamiento, según el caso, como de deshabituación de droga o convivencia con grupos educativos.

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