Expertos analizan en La Fe de Valencia el desgaste emocional de los equipos que atienden a niños enfermos de cáncer

La Sección de Oncología Pediátrica del Hospital Universitari La Fe de Valencia ha organizado el I Encuentro Científico-Terapéutico '¿Quién cuida a los cuidadores?', que se celebra hoy y mañana en la residencia infantil de la Asociación Española Contra el Cáncer de la Conselleria de Educació.

El encuentro, en el que participan diversos expertos, tiene como objetivo analizar las debilidades y fortalezas de los equipos multidisciplinares que atienden a los niños con cáncer, según informó la Generalitat en un comunicado.

Para ello, se abordarán temas específicos como las relaciones interpersonales de carácter profesional en el entorno laboral; la atención a los pacientes, que conlleva una exigencia en el marco emocional y cognitivo; el continuo contacto con el sufrimiento y la muerte; la ansiedad del enfermo y la familia o la frustración al no poder solucionar algunas dificultades que surgen a lo largo del proceso; o la implicación personal, que pueden disminuir la capacidad emocional de los profesionales sanitarios y derivar en el 'síndrome de burnout' o 'quemazón en el trabajo'. Con todo ello se busca mejorar la calidad y la atención del paciente pediátrico que sufre cáncer y de su familia.

El trabajo con el paciente oncológico y su familia por parte de los profesionales de la salud "implica dar respuesta a un gran número de demandas y dudas tras el diagnóstico de la enfermedad del cáncer". Este objetivo "difícilmente se podría conseguir de forma individualizada y conduce a la creación de equipos multidisciplinares con un funcionamiento interdisciplinar", explicaron desde el centro hospitalario.

El médico de la Sección de Oncología Pediátrica de La Fe y coordinador del encuentro, el doctor José Mª Fernández, explicó que el diagnóstico de cáncer en el niño supone "una crisis de gran intensidad para el paciente y su familia". "Generalmente, se requiere una primera hospitalización, que puede ser prolongada, para completar los estudios diagnósticos y en la que se inicia el tratamiento", indicó.

"Para el niño enfermo, ello supone una ruptura con su vida escolar, familiar y grupo de amigos. Para los padres, acompañar al paciente en el hospital implica la necesidad de ajuste de su vida laboral a las nuevas circunstancias, disminución del tiempo disponible para los otros hermanos y para la atención de asuntos domésticos. Y todo ello en el marco del diagnóstico reciente de una enfermedad grave que implica un cambio abrupto en la rutina familiar", manifestó Fernández,.

Por ello, según el especialista, es necesaria una "comunicación fluida" entre los miembros del equipo del servicio hospitalario, así como el establecimiento de una "red de conexiones" con otras estructuras del sistema público de salud que "garanticen la calidad asistencial de estos pacientes".

Empatizar con el enfermo y su familia

Asimismo, comenta que para establecer un buen funcionamiento de equipo "es fundamental que cada de uno de sus miembros tenga la capacidad de escuchar y empatizar tanto con el enfermo y su familia como con los miembros de su equipo, conocer y cumplir sus responsabilidades y respetar las de los demás".

"El compromiso colectivo con los objetivos, el interés profesional y personal por el resto de los miembros del equipo, el afrontamiento de los conflictos, el refuerzo positivo tras los logros y la empatía y el respeto como vehículo de comunicación serán las armas con las que un equipo conseguirá lograr sus objetivos", subrayó el doctor.

En este sentido, la doctora Amparo Verdeguer, de la Sección de Oncología Pediátrica de La Fe, advirtió de que "de no ser así, el grupo estará condenado al fracaso, a la ruptura y en definitiva al desgaste de cada de uno de sus miembros".

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