«Ellos siguen el ritmo de sus compañeros del colegio. Se traen sus libros y nosotros contactamos con sus tutores para coordinarnos», explica la responsable de la unidad pedagógica de La Fe de Valencia, Inma Alonso.
En cada centro sanitario hay un aula que puede acoger de 5 a 16 niños, y en los casos en que el enfermo no puede moverse, el profesor va a su habitación.
El horario escolar es parecido al de un cole normal, incluso hay clase de religión. Además, tienen pintura, cuentacuentos, informática... que «sirven para que los pequeños superen la angustia de su hospitalización, porque hay momentos en que están desanimados».
Las clases son muy cambiantes porque, por ejemplo, «los niños de hemodiálisis vienen tres días a la semana y los de trasplantes, igual viene un mes y se van».
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