Real y realista. Así es Barberán, un pintor que utiliza su profesión como vehículo para comunicarse con los demás empleando una técnica muy depurada en la que priman detalles y colores. Sus cuadros son reales, pero en ellos es evidente esa parte de imaginación que todos tenemos. Un pintor de su clase es el mejor escaparate para mostrarlo.El pigmento, Positivo y negativo, Azahar, Raíces, Rosal de pitiminí y Luz y rábanos son algunas de sus obras, en las que lo mismo aparecen cuerpos humanos perfectamente definidos y con todo lujo de detalles como frutas y verduras también muy conseguidas.