Agentes de la Guardia Civil han detenido a tres personas y han imputado a una cuarta por su presunta pertenencia a una banda de 'butroneros' que habría cometido 54 robos en gasolineras, bares, bodegas y diversas empresas de la ribera de Navarra.

La banda logró sustraer 81.000 euros en metálico y diverso material valorado en 53.000 euros, mientras que provocó daños por unos 22.000 euros, según informó la Guardia Civil en un comunicado.

Los arrestos fueron practicados en la localidad de Nanclares de Oca (Álava). Los detenidos son B.S., varón de 37 años de edad, nacido en un país del Este y vecino de Logroño; E.Y.M., varón de 31 años de edad, nacido en un país del Este y vecino de Logroño, y F.J.M.L., varón de 42 años, natural y vecino de Navarra. Además, se imputó a D.G.Q., mujer de 21 años de edad, natural y vecina de Logroño.

Al margen de los robos, se les imputa un delito de robo con violencia e intimidación, presuntamente cometido en julio del año pasado, cuando amenazaron a un vigilante de seguridad para luego atarle mientras cometían el robo. Lo abandonaron posteriormente en las proximidades de Tudela.

Las investigaciones se iniciaron a principios de año, cuando agentes de la Guardia Civil detectaron un incremento de robos con fuerza en las cosas por el procedimiento del butrón.

Tras las primeras investigaciones, detectaron la presencia de un grupo de ciudadanos del este de Europa en la zona de la ribera que presuntamente conformaban un grupo "perfectamente estructurado y jerarquizado" dedicado a la comisión de ilícitos penales en interior de empresas y gasolineras ubicadas en polígonos industriales, utilizando principalmente el método del butrón.

Éste grupo, que tenía como objetivo principalmente el dinero en metálico, estaba compuesto por tres personas que se apoyaban en otras dos o tres dependiendo el tipo de robo, según la Guardia Civil.

Los responsables de los robos realizaban durante el día reconocimientos previos en las inmediaciones del lugar elegido para llevar a cabo los robos (vías de acceso y fuga, posible vigilancia policial, sistemas de alarma).

Llegada la noche, utilizando prendas oscuras, pasamontañas y guantes, y con las herramientas necesarias, se desplazaban a esos mismos lugares, utilizando para ello un conductor que nunca perdía el contacto a través de 'walkie' con el jefe del grupo, para recogerlos una vez finalizado el robo.

Los ladrones neutralizaban los sistemas de seguridad del local y posteriormente, por el método del butrón, accedían al interior de la empresa. También utilizaban los techos o doblaban las paredes exteriores del contrachapado con el que están conformadas algunas empresas.

Ya en el interior registraban las instalaciones en busca del dinero o caja fuerte. El dinero obtenido era inmediatamente enviado a través de empresas de transferencias bancarias a países del Este de Europa.