«Aquí no hay nada en su sitio», afirma el dirigente de esta entidad, quien denuncia el deterioro que supone para las esculturas su traslado de un lugar a otro, en algunos casos para regresar al punto inicial: «Esto no ocurre en otras ciudades».

Las mudanzas

Fuente de Génova: Plaza de la Constitución (siglo xvii), Alameda principal (puesta primero al principio y después al final de esta vía) y de nuevo a Constitución (2002) tras terminar su peatonalización.

Farola Sonajero: En 1902 se instala en la plaza de la Constitución. Ahora está en García Grana.

Fuente de las Ninfas: Colocada en la Alameda principal en el siglo xix. Hoy en día se sitúa en la glorieta del General Torrijos.

Conjunto del marqués de Larios: No siempre estuvo el marqués en la parte superior del pedestal. Durante la segunda república fue sumergido en el Puerto, ocupando su lugar el trabajador que antes (y ahora) se situaba en la parte baja.

Cruz de Torrijos: Junto a la playa de San Andrés. Retirada y almacenada durante varios años. Actualmente localizada en El Bulto.

Cánovas del Castillo: Del Parque a la avenida que lleva su nombre.

Cenachero: De la acera de la Marina se va al paseo de La Farola, y de allí a la Marina (otra vez), pero en un punto distinto.

Comandante Benítez: De la Marina al Parque.

Ibn Gabirol: No ha salido de los jardines de calle Alcazabilla, aunque sí se ha desplazado unos metros de su centro.

Las Gitanillas: Esta fuente se ubicaba en la plaza de la Constitución y ha acabado en la glorieta de Manuel Alcántara.

No se han movido

Sólo tres: Las tres que continúan en su ubicación inicial se encuentran enclavadas en el paseo del Parque. Dos se erigieron en honor de los escritores Salvador Rueda y Rubén Darío; la tercera para recordar a Platero, el burro protagonista de la obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo.

‘Lex Flavia Malacitana’

Ante esta situación de tanto cambio, la asociación Zegrí quiere curarse en salud. El colectivo proyecta instalar una escultura de la Lex Flavia Malacitana (las primeras ordenanzas municipales de época romana) en calle Alcazabilla. «La escultura está diseñada de una pieza, lo que evitará que se estropee cuando la cambien de sitio», se resigna Jiménez.